Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Reyes, leyes y golpistas

Las nuevas generaciones deben recordar cada 23-F el papel decisivo de Juan Carlos I en defensa de la Democracia

Febrero es un mes que no debería olvidarse, sobre todo para las nuevas generaciones, porque en él se jugó el futuro de nuestras libertades, de la incorporación a la Europa donde, tras una dictadura, éramos una excepción. Hace mucho tiempo del 23 de febrero de 1981 cuando un grupo de guardias civiles, comandados por el teniente coronel Tejero, secuestró al Congreso de Diputados, Gobierno incluido, con complicidades no del todo aclaradas todavía, pero con potentes apoyos de altos jefes militares, caso de Armada o Milans del Bosch, que sacó los tanques en Valencia. El intento golpista, retransmitido en directo porque las cámaras habían quedado abiertas, revivieron aquella noche las tinieblas de la dictadura y la represión. Para los que la vivimos inquietos en la redacción de un periódico, custodiados por una pareja de guardias civiles que no sabíamos si estaban allí para protegernos o para otras funciones, revolotearon los fantasmas de un pasado siniestro.

Cuando Juan Carlos I, con su uniforme de jefe de los ejércitos, apareció en televisión, ordenando a las fuerzas militares obediencia y respeto a la Constitución y sus representantes respiramos aliviados. Un Rey apuntaló la democracia y el futuro de paz y libertades. Un Rey -en el que muchos no creían- salvó nuestro futuro y seguramente muchas vidas. A un presidente de la República no le hubieran obedecido unánimemente.

Recientemente, su hijo Felipe VI fijó la postura constitucional ante otro intento de golpe, el perpetrado por los independentistas catalanes -más grave que el de Tejero-, dejando claro que el Estado, en su máxima representación, la Constitución y las leyes democráticas emanadas de ella -aprobadas por el pueblo- se impusieron en 1981, se han impuesto ahora y seguirán como barrera infranqueable frente a disparates nacionalistas, locuras de iluminados y payasos de diversos tocados. Superamos, incluso, la barbarie terrorista de ETA, con fines parecidos. Así que tenemos que agradecer cada 23-F a quién fue el primero que salvó las libertades, Juan Carlos I, un rey un tanto olvidado, pese a los impagables servicios prestados a todos los españoles de cualquier ideología.

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