Cambia, todo cambia

Alberto Matarán

Seguimos

PARA estas elecciones vino a votar a Granada Iván, un antiguo alumno de Ciencias Ambientales, exiliado económico en Suecia, que había huido de la precariedad laboral que maltrata a jóvenes y no tan jóvenes en nuestro país. Para su familia -como para muchas otras que todavía están aquí- el cambio no es una urgencia, es una emergencia. Quienes somos hijos, nietos y bisnietos de la emigración conocemos la paradoja de que cada día que pasas fuera hace más difícil tu vuelta, a pesar de lo duro que es estar lejos de tu gente y de tu tierra.

Está terminando el curso y vuelvo a despedir a una promoción universitaria con ganas de llegar lejos; pero lejos en la vida, no en la distancia respecto a sus familias. La gran mayoría sabe que los altísimos niveles de desempleo juvenil y universitario en Granada y en cientos de kilómetros a la redonda imposibilitan que puedan devolver aquí aquello que les hemos dado entre todos a través de la Universidad Pública.

El capital humano que se desarrolla en la Universidad de Granada es desaprovechado año tras año. A pesar de los enormes recursos naturales que atesora nuestra tierra, quienes gobiernan la economía nos han asignado un destino de periferia útil para la especulación y por tanto exportadora de commodities (materias primas) y generadora de productos y servicios de bajo valor añadido.

Este curso la promoción saliente de Ciencias Ambientales me eligió como profesor invitado en su acto de graduación. No era la primera vez que me tocaba intervenir en este evento anual, pero esta vez para mí fue especial. Y lo fue porque desde el 20D de 2015 estamos tocando el cambio con la punta de los dedos y, mirando al alumnado y a sus familias, podía decirles que hay futuro. La transición política, económica y también ambiental que se va a producir en nuestro país necesita gente como ellos para que apuesten por otros proyectos de desarrollo acordes con las necesidades y potencialidades de nuestra tierra y sus gentes, como diría el maestro Joaquín Bosque.

Nadie dijo que fuera a ser fácil, y los resultados del 26J son buen ejemplo de ello. Sin embargo, el cambio es inevitable. Más temprano que tarde los responsables del inmovilismo y la corrupción serán desplazados por las capacidades de jóvenes y no tan jóvenes que hasta ahora han sido desaprovechadas. Mi compromiso con Granada y con mi alumnado es seguir contribuyendo a que el cambio llegue a buen puerto, evitando sufrimiento al mismo tiempo que mejoramos la situación de nuestra tierra y sus gentes. Así que… seguimos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios