La ciudad y los días

Carlos Colón

De Shavout al Rocío

TODOS los cristianos celebramos este domingo Pentecostés, y miles de andaluces viven este fin de semana la romería del Rocío, porque nuestros hermanos mayores judíos celebran hoy el Jag Shavuot o Fiesta de las Semanas, también llamada Zeman Matan Toratenu o Tiempo de entrega de nuestra Torá. Conmemora la entrega de la Ley a Moisés a las siete semanas de la liberación de Egipto, a su vez recordada cada año en la celebración de Pesaj (Pascua).

¿Y qué tiene que ver esto, se pueden preguntar, con Pentecostés, el Espíritu Santo y el Rocío? Todo. La única fecha exacta que se conoce de la vida Cristo es la de su pasión y muerte, que coincidió con la Pascua judía o Pesaj. La Última Cena fue el Seder de Pesaj, la cena ritual que celebra la liberación de Israel de la esclavitud bajo los egipcios. Jesús, como todos los judíos piadosos que podían permitírselo, acudió a Jerusalén para celebrarla. Porque Pesaj (Pascua), Shavuot (Fiesta de las Semanas) y Sukot (Fiesta de los Tabernáculos) son las llamadas Festividades de Peregrinación que obedecen al mandato del Éxodo: "Tres veces al año celebrarás fiestas en mi honor".

A los cincuenta días ("pentecosté" en griego) de la muerte del Señor los discípulos y la Virgen estaban reunidos para celebrar la entrega de la Ley a Moisés, porque aún no se había consumado la ruptura total entre el cristianismo y el judaísmo, que tendría lugar tras la destrucción del Templo en el año 70, cuando el Espíritu descendió sobre ellos. En ambos casos Dios se manifestó a través del estruendo y el fuego. Cuando Moisés recibió las Tablas de la Ley "todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido del shofar (cuerno), y el monte que humeaba". Cuando el Espíritu bajó sobre la primera comunidad cristiana "de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas de fuego, que se asentaron sobre cada uno de ellos".

Lo traigo a colación porque es hermoso recordar estas antiquísimas raíces que unen a cristianos y judíos como las ramas están unidas al tronco que brota, y se nutre, de una raíz común. Y porque es emocionante saber que lo que hoy lleva a miles de personas hacia el Rocío, en la anual peregrinación de Pentecostés, tiene su origen en esa otra fiesta de peregrinación más de tres veces milenaria que hoy celebran los judíos, conmemorando la entrega de la Ley a Moisés hacia el 1230 antes de Cristo. La misma fiesta que hace dos mil años celebraban la Virgen y los apóstoles cuando el Espíritu bajó sobre ellos.

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