La columna

Juan Cañavate

jncvt2008@gmail.com

Sostiene Lucía

Sería mejor que el dinero que nos gastamos en cámaras de videovigilancia lo gastásemos en maestros en las escuelas

Sostiene Lucía, con la misma solidez que las columnas de piedra turronera del Palacio de Carlos V, que en el asunto de los grafiti que llenan los muros de nuestra ciudad, anda la autoridad competente tan perdida como perdido estuvo siempre el barco del arroz que, por si ustedes no lo saben, fue una nave, caritativa más que solidaria, que fletó Evita Perón con destino a la España hambrienta de posguerra y que, gracias al pillaje de los patriotas franquistas, nunca llegó a puerto seguro, aunque sí a los bolsillos de aquellos sacrificados próceres.

Argumenta Lucía con preguntas, y añado para general ilustración que cuando argumenta se vuelve un tanto correosa y hasta impertinente, y me invita a responder si lo mismo viene a ser pintar un muro de piedra o de tapial que otro encalado, en cuanto al daño al patrimonio se refiere, y cuando le contesto, con la paciencia que me aconseja su reciente afición al Kung Fu, que en efecto, no es lo mismo y que uno es un daño real y el otro más que nada una cuestión de estética, arremete como un martillo pilón y me suelta que si el asunto de pintar una pared de cal es más que nada estético, ¿a quién se le ocurre debatir cuestiones estéticas con el código penal en la mano por muy dentro de un Conjunto Histórico que se encuentre la susodicha y pintada tapia?

A mí, que solo pensar en alguien pintando un muro, se me ponen de punta hasta las pestañas, no me llega a convencer del todo, pero sí les aseguro que me genera algunas dudas sobre la eficacia del esfuerzo y me hace preguntarme si no vendría más a cuento que el dinero que nos gastamos en cámaras de videovigilancia nos lo gastásemos en maestros en las escuelas, como ya decían en la Carta de Atenas en el año 1931:

"La Conferencia, profundamente convencida de que la mejor garantÍa de conservació de los monumentos y de las obras de arte viene del afecto y del respeto del pueblo, y considerando que este sentimiento puede ser favorecido con una acción apropiada de las instituciones públicas, emite el voto para que los educadores pongan empeño en habituar a la infancia y a la juventud a abstenerse de cualquier acto que pueda estropear los monumentos, y los induzcan al entendimiento del significado y, en general, a interesarse en la protección de los testimonios de todas las civilizaciones."

Como también me pregunto si no tendrá algo que ver con esta falta de respeto al Patrimonio Histórico, el que se haya convertido en nuestra ciudad en poco más que un producto comercial turístico, que sólo merece la atención de nuestros gobernantes porque sirve para llenar el bolsillo de algunos empresarios en los puentes y demás festividades. Y que si esa es la consideración que para esos pillastres tiene, pues que tampoco es raro que para otros se conviertan en viejos lienzos ilustres para sus pintureras y poco respetuosas aventuras.

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