Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Stress

Nos queda saber que existe otra vida sin estos rigores y apreturas, sin tanto empujón colectivo

De vuelta al otoño, se instala la prisa en mitad de todo como si siempre hubiera estado ahí, como si el verano no hubiera pasado por nosotros. Hace nada todo era calma chicha, las terrazas que esperaban a la fresca, la piscina que calmaba, el bar de Manolo con sus hijas siempre lindas, amables y solícitas. Pero como un tamtam que iba in crescendo comenzaron a sonar los teléfonos, se pusieron a llover los emails en cascada que ya parece catarata en solo tres días y llegaron como llega el fresquito, las preguntas por los planes de trabajo y de todo lo que vas a hacer con tantas energías y ya la paz parece solo un recuerdo de lo que estuvo ahí al lado, que ya pasas en tu correr de soslayo.

Miras el calendario como si fuera una cuesta arriba sin final y aun es verano, pero un verano urgente este en el que reencuentras las caras y ves las novedades que todos sacan de la chistera después del estío largo, llano, y ahora todas las propuestas están como nuevecitas.

Quieres, sí, quieres volver al trajín y te sientes anquilosado y algo perdido, desacostumbrado y ajeno a ese hombre que corría. Dejaste de ser ese y no es fácil vestirse de nuevo la armadura. Pero has de hacerlo. Es tu lado productivo, concluyes, tu eres ese que colabora en que esto funcione mientras piensas, con todos, en el sentido de la vida. Porque tiene sentido. Lo descubriste en la pausa y ahora sientes que es el motor que alimenta la fugaz carrera de cada día.

Los gimnasios llenos de buenos propósitos, tanto como de pieles morenas y más delgadas. La ciudad, a la salida de sudar los kilos es ya de nuevo un runrún de individuos mirando al frente y de hito en hito, en un paisaje humano demudado.

Nos queda como consuelo este volver al paraíso con la memoria todo el otoño que se avecina, hasta fin de año tan ansiado, o saltar hasta los puentes y sus asuetos breves para tomar oxigeno. Nos queda saber que existe otra vida sin estos rigores y apreturas, sin tanto empujón colectivo.

Porque habrá un tiempo para la pausa en la carrera. Necesario hacer un alto. Hay colectivos que piden una desaceleración masiva que nos devuelva al paseo y a los amigos, a lo que nos da sentido. Todo será recordarnos día a día que no somos ese ser que corre sin mirar a los lados, que somos otro que sabe que lo que vale ya lo tenemos, y ya nos es dado.

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