La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Susana y Juanma

No deben regalar ese lugar de la política donde se reparte el futuro a quienes quieren imponer su ley totalitaria

Hace muy bien Susana Díaz Pacheco levantando la mano en su partido para decirle al buscador de naciones Pedro Sánchez que no esconda a Andalucía entre el montón, cuando su líder plurinacional la olvida como una comunidad digna de liderazgo en España. Que no es cuestión menor, viendo los tiempos que se avecinan para el reparto, tener una voz firme contra la insidiosa lectura del reparto financiero autonómico, observando la ambición de algunos territorios. Que Andalucía sea tratada como la que más debería ser un objetivo innegociable entre los políticos que lideran los grandes partidos andaluces.

En los años de democracia, recobrada la libertad, hemos aprendido a mostrar orgullo por ser quienes somos, y a no tener complejos impuestos por los poderosos, poniendo encima de la mesa nuestro origen: el pasado; nuestro desarrollo: el presente; y nuestro inacabado destino: el futuro. Ser andaluz no es ser más, pero tampoco puede ser menos.

No le debe faltar apoyo social y político a la presidenta para lograr que Andalucía no sea sobornada con el silencio acomplejado de los de siempre; para impedir que otros se esfuercen en repartir la tarta nacional logrando, con la excusa del hecho singular, tanto la porción que quieren repartirse como las migajas que dejan a los demás, sin tener en cuenta que las personas merecen ser antepuestas a los territorios. Nuestro aprecio a la Constitución, nuestro afecto permanente a España, no puede ser humillado con el desaire de devolvernos una Andalucía irrelevante.

Hará muy bien Juan Manuel Moreno Bonilla poniéndose al lado de Susana Díaz Pacheco en este debate, en darle la mano a la presidenta sin pestañear siquiera, y construir entre los dos partidos mayoritarios de nuestra comunidad autónoma un muro infranqueable contra la insolidaridad y la injusticia de quienes huyen, egoístas, del más puro sentido del equilibrio financiero entre territorios.

Ni Susana ni Juanma pueden dar lugar a que los parientes de la CUP en Andalucía, Er Kichi y Teresa, Cañamero y Sánchez Gordillo, aprovechen el estado de las cosas y sus rimbombantes discursos de autodeterminación y antiimperialismo, para ocupar el espacio que merecemos los andaluces cuando reclamamos nuestro orgullo como comunidad en la España constitucional. Ambos líderes no deben regalar ese lugar de la política donde se reparte el futuro, con desavenencias menores y desencuentros inoportunos, a quienes quieren imponer su ley totalitaria más que guardar nuestra libertad.

Ya está bien de creer que Andalucía es el segundo plato del menú patrio. Queremos sopa, carne y postre, junto al café para todos. Ni más, ni tampoco menos.

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