Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Susana y los medios

Cuando se analiza un acontecimiento de estas características, el comentarista debe aparcar sus opiniones

El debate en televisión de los candidatos a la Secretaría General del PSOE ha vuelto a evidenciar la enorme profundidad y anchura del abismo abierto desde hace años entre la opinión pública y la opinión publicada, entre la calle y las redacciones. La inmensa mayoría de los analistas de las grandes corporaciones mediáticas se ha apresurado a dar como vencedora a Susana Díaz, en tanto que todas las encuestas realizadas por esas mismas empresas, al menos las que yo he testado, señalan como ganador a Pedro Sánchez, en no pocos casos con más de un 70%. En algunas de ellas, la presidenta andaluza recaba menos apoyos que el tercero en concordia, Patxi López, quien, a fecha de hoy, aún va a rolex y a setas… aunque más a rolex. El hecho es desalentador, puesto que, tradicionalmente, cuando se analiza un acontecimiento de estas características, el comentarista debe aparcar sus propias opiniones y simpatías e interpretar cual es el efecto de los discursos de los intervinientes en el electorado, circunscrito en este caso a la militancia socialista. No ha sucedido así, con lo cual se agrava el riesgo de que entre los consumidores de información cunda la impresión de que los profesionales del ramo son seres intelectualmente desnortados o más preocupados por crear realidad que por contarla. Luego la primera víctima de las primarias ha sido el periodismo.

Si se considera que muchos de los participantes en las encuestas expresan una opinión menos motivada por la razón que por el deseo, el debate deja también una conclusión indudable de cara a unas posteriores elecciones generales: los partidarios de que el PSOE continúe el largo viaje hacia el centro (cada vez más desplazado a la derecha) que Susana Díaz encarna, y que la socialdemocracia ha recorrido con un resultado cuando menos discutible en Europa, suman un número muy inferior al de los convencidos de que es necesario el giro a la izquierda que propone Pedro Sánchez. Insistir en la idea contraria sólo conducirá al descrédito de quienes lo hagan. Esta pérdida del sentido de la realidad queda magníficamente reflejada en la confesión que le hizo a Eduardo Galeano Rosa María Mateo, una de las presentadoras más conocidas de Televisión Española en las décadas de los 80 y 90. Una mujer le escribió desde algún lugar remoto de la geografía española pidiéndole que le contestara la verdad: "¿Cuándo yo la veo, usted también me ve?". Rosa María no supo qué responder. La pregunta sigue abierta.

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