Esta boca es tuya

Antonio Cambril

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Terele Pávez y Lorca

Según detalla el biógrafo e historiador Ian Gibson, a Ruiz Alonso se le conocía como "el obrero amaestrado"

Ha muerto Terele Pávez, ganadora del Goya a la mejor labor femenina de reparto por la película Las brujas de Zugarramurdi y actriz inolvidable por su papel en Los santos inocentes. Pávez no era su primer apellido. Según Wikipedia, lo tomó de su abuela materna para distinguirse de sus hermanas, también intérpretes. Otra de sus hermanas, Emma, protagonista de El verdugo de Berlanga y muerta en 2007, cambió el apellido paterno por el de su madre, Penella. Y la que aún vive, Elisa, nacida en Granada en 1936 y bautizada como Elisa Rosario Valeriana Angustias Francisca de la Santísima Trinidad de la Basílica de las Angustias, se puso Montes en homenaje a la famosa obra musical El gato montés, compuesta por su abuelo. Si acudimos de nuevo a la Wikipedia, esa Biblioteca Británica de la juventud digitalmente extraviada, esa enciclopedia de confusiones y medias verdades a gusto del consumidor, las cómicas, y cito textualmente, eran hijas del "político Ramón Ruiz Alonso". Las redes han reducido su existencia a cuatro palabras en la biografía de sus hijas.

Según detalla el biógrafo e historiador Ian Gibson, y relatan los coros de viejos, a Ruiz Alonso se le conocía como "el obrero amaestrado" del fundador de la CEDA, Gil Robles, que medió para que se iniciara como tipógrafo en el diario madrileño El Debate, desde donde se trasladó a los talleres del diario Ideal, de la Editorial Católica. Fue también miembro de la Cofradía de la Alhambra y había dejado de ejercer como diputado cuando estalló la guerra. Su otro sobrenombre era el de "el ayudante del verdugo", porque "solía asistir en los últimos momentos a los reos condenados, acompañándoles hasta el patíbulo". Odiaba a Fernando de los Ríos, a quien llamaba de "los Líos", y a su "protegido", Federico García Lorca, "el de la cabeza gorda", al que persiguió hasta lograr encontrarlo y detenerlo en casa de los Rosales para entregarlo después a sus asesinos. La mayoría de los medios de comunicación nacionales obviaron ayer esta información en sus obituarios sobre Terele Pávez. Y entonces surgió la pregunta, se abrió el debate en el lado luminoso de las redes: ¿Es correcto hurtar semejante información al público?

Resta una cuestión que ya planteé en otro diario hace diez años, precisando previamente que no creo en el pecado original, que nadie es responsable de los errores u atrocidades cometidos por sus ascendientes. ¿Por qué ninguna de las tres hijas de Ruiz Alonso heredó el apellido de su padre? ¿Por frivolidad? ¿Por vergüenza? ¿Por sentirse portadoras de una especie de culpa hereditaria de la que eran absolutamente inocentes? Su nombre, el de Ramón Ruiz Alonso, desapareció en una generación. El de Lorca será eterno "mientras la eternidad exista".

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