Tiempos revueltos

Es necesario abrir espacios de entendimiento que no están reñidos con las decisiones para mantener el Estado de Derecho

Escribo esta tribuna de opinión sentado en mi escaño del Senado cuando hace solo unos minutos que se ha procedido a la votación de las medidas sobre Cataluña que han sido propuestas por el Gobierno en aplicación del artículo 155 de la Constitución española.

He votado sí con toda convicción; nunca podría haber imaginado que íbamos a tener que abordar este proceso de esta forma y que la votación de hoy se iba a producir con una declaración de independencia votada previamente por sólo una parte del Parlament de Cataluña.

Porque hay que decir alto y claro que la votación de las medidas en aplicación del artículo 155 se ha producido con la declaración de independencia ya votada y consumada.

Da igual si pudo ser de otra manera. Da igual si la culpa de lo que ha sucedido es de unos o de otros. Eso es como llorar por la leche derramada que ya no se puede volver al recipiente del que se derramó.

Lo relevante es que los independentistas han roto algo tan importante como es la convivencia y la democracia. Y aunque llevasen razón en su tesis de que Rajoy y el PP les ha maltratado tanto que se han sentido rechazados y no queridos, nada justifica romper las bases de la convivencia social y la democracia como modelo de entendimiento y progreso.

Inauguramos una nueva etapa. Una etapa caracterizada porque vamos a vivir tiempos revueltos que pueden hacernos ver cosas feas o muy feas. Para que esto no sea así resulta imprescindible mucha mesura y mucho tacto por parte de todos.

Mesura y tacto que hemos intentado trasladar en las decisiones adoptadas desde mi partido. Ha sido el PSOE el partido más comprometido con los valores de la convivencia y la democracia y es por eso que hemos mantenido hasta el último minuto la necesidad de tener las puertas abiertas y la mano tendida.

Aún ahora, con la independencia declarada, es necesario tender puentes y abrir espacios de entendimiento que no están reñidos con las decisiones necesarias para mantener el Estado de Derecho.

Son tiempos revueltos en los que sólo la mesura y la inteligencia pueden ayudarnos a ganar los desafíos de convivencia de la sociedad española. Esperemos que el Gobierno acierte en la aplicación de las medidas. Estaremos vigilantes para que sea así.

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