La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Titulitis

Cabrea ver cómo algunos cretinos están dañando la credibilidad de quienes trabajan mucho, estudian, investigan...

Querían vacilarnos con una formación sólo al alcance de los más inteligentes, enfermados de titulitis por la hipocresía de la modernidad. Preferían aparentar lo que no era posible ver a simple vista y parecer más merecedores que nadie del cargo. Pero han logrado todo lo contrario: más desafecto, mayor desprestigio y más desconfianza para los políticos.

Licenciados sin estudios; diplomados en la pomada sin diploma; másteres de paga y lárgate, con orla y foto a juego; universidades que universalizan títulos previo pago; becarios que cobran sin trabajar realmente por lo cobrado; tribunales que examinan a compis del ramo. Decir que uno es electricista y ministro queda poco cool en según qué círculos, aunque sea lo cierto. Ya no se lleva lo Corcuera.

En el País Vasco se regalaban los títulos a los etarras porque no había catedráticos dispuestos a sufrir la amenaza de sus balas, a desdecirlos examen en mano. Aquellos cum laude los dictaba el miedo, que es un conseguidor muy fiable para según qué cosas. Cada matrícula de un etarra, pagada con el impuesto revolucionario, era un título asegurado. El cañón de la pistola no les servía sólo para hacer la "o" con ese canuto, sino también para amenazar la sien de quien se atreviera a negárselo.

A nuestros políticos los queremos formados y de primera en lo académico, con experiencia laboral, pero ganando lo mismo que el bedel del centro. Nos recortarán en educación y salud; harán una fusión hospitalaria y su desfusión en el mismo año; nos atracarán con los ERE y con el tres per cent..., pero si tienen título, másteres por San Telmo y doctorados, será más llevadero. Nos parece perfecto que vengan con cultura vasta, idiomas en tres o cuatro lenguas, pero, eso sí, cobrando el salario base y poco más. Así nos va.

Es profundamente molesto el daño que provoca la titulitis a la universidad que tiene compromiso permanente con la verdad. Cabrea ver cómo algunos cretinos están dañando la credibilidad de quienes trabajan mucho, estudian, investigan y se superan por el bien de la ciencia. O sea, por nuestro bien. Ver a qué nivel están permitiendo que baje la excelencia de nuestra universidad pública, haciendo posible la sospecha que siempre navegó amenazante por su campus. Urge tomar medidas a la medida de tan endogámica enfermedad. Mañana es tarde.

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