Cámara subjetiva

Tregua navideña

Quizá enganchando con esos 'Heart Landcapes' atrapé otro momento inolvidable en el cine, viendo 'Paterson'

He estado unos días fuera de Granada. Y no solo, diría, fuera de Granada, sino también de la realidad atosigante que nos envuelve en todas partes. De nuevo aquí, permitidme que esta mi última columna del año 2016 se convierta en una suerte de 'tregua navideña'.

En las guerras antiguas se solía establecer la 'tregua navideña'. Los ejércitos levantaban bandera blanca y los pobres soldados tomaban alguna cena especial en Nochebuena, algunos lujos en el almuerzo del día de Navidad y brindaban por el fin de sus desgracias, descansando sin temor al enemigo. Ya sé que hoy el enemigo está en donde menos se espera y las banderas blancas no ondean por ningún sitio: que la muerte puede aparecer en un mercado navideño, en los bombardeos diarios que sufren ciertas desgraciadas ciudades, como Alepo, y en tantos lugares masacrados por el hambre y el olvido del mundo poderoso.

En fin, por un tiempo quise decir "adiós a todo eso" (evocando a Robert Graves y a alguien más cercano que tantas veces me recordó ese título) y me fui a Madrid. Viví momentos familiares, algunos muy tristes, marcados por la pérdida de seres amados. Otro, como contraste, muy feliz en la presentación del nuevo disco (Heart Landcapes) de Cristina Mora. Pues bien, quizá enganchando con esos "paisajes del corazón" del disco, atrapé otro momento inolvidable en el cine, viendo una película que recomiendo encarecidamente a quien quiera sumergirse en un mundo que parece otro y que no es más que ese mundo sencillo de disfrute y apreciación de las cosas diarias, de amor por nuestros semejantes, por nuestra vida de todos los días.

En la ciudad de Nueva Jersey, Paterson, vive el conductor de autobús del mismo nombre, Paterson. A través de su mirada de poeta nos muestra su día a día durante una semana, volcándolo en poemas… que en realidad pertenecen a poetas americanos, como Ron Padgett, recordando también continuamente al genial Willians Carlos Willians, que escribió, por cierto, un libro llamado Paterson. Con este sencillo argumento, Jim Jarmusch construye una película exquisita, sin necesidad de estridencias, de acción, de efectos especiales... sólo vida, vida sencilla. Un poema visual escrito magníficamente por sus protagonistas, Adam Driver y la bellísima Golshifteh Farahani, seres venidos no de otro mundo sino del que debería ser el nuestro de todos los días, si fuéramos lo que se dice 'gente de buena voluntad'.

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