Pensándolo MEJOR

Miguel Hagerty

Trogloditas

SUPONGO que será casualidad, como casi todo en esta vida, pero he leído en nuestro periódico, en un solo día, dos menciones del término "troglodita" que me han llamado fuertemente la atención por la yuxtaposición, digámoslo así. Estarán conmigo en que la palabra, lejos de ser una rareza del léxico, no es de empleo frecuente y por eso mismo verla empleada una vez en primera página, y otra en una carta al Director con significaciones prácticamente contrarias, pero en un mismo contexto, llama la atención.

Me refiero a la edición del último jueves, 7 de mayo en que el alcalde tilda a IU de "troglodita" por oponerse al Cierre del Anillo a su paso por Jesús del Valle precisamente por el impacto medioambiental. Pero casualmente en la página 3, una carta del amable lector Juan Carlos Muñoz Martínez, utiliza la impecable expresión "mamíferos de hábitos trogloditas" para referirse a un grupo de animalitos del Valparaíso que se verían seriamente afectados por la construcción de un faraónico viaducto que cambiaría para siempre la fisonomía del incomparable paraje desde todas las perspectivas.

Voy corriendo al DRAE y observo que nuestro lector utiliza la primera aceptación de la voz troglodita, o sea "que habita en cavernas" y puedo suponer que no se trata de una invasión de accitanos a Jesús del Valle sino de ciertas especies que viven en cuevas, como murciélagos. Tampoco creo que a estas alturas vengan Loquillo y los Trogloditas a vivir extramuros de Granada.

En cambio, parece que Torres Hurtado emplea la segunda aceptación para los críticos al viaducto de proporciones inverosímiles. Es decir, les está llamando "bárbaros y crueles". Pero sospecho que se ha inventado una aceptación nueva ("extensión semántica" la llamamos en la rara jerga lingüística) cuyo significado sería "antiguos", o "fuera de su tiempo"; al menos suena menos bárbaro y cruel. Que no se preocupe Su Señoría, que yo le entiendo.

Pero las Cartas al Director son una continua fuente de información y opinión muy valiosas. Justo un día antes, el 6 de mayo, una lectora de L'Hospitalet hizo llegar una carta a El País cuyo contenido nos viene muy bien. Recordaba los Juegos Olímpicos del 92 en Barcelona y deseaba suerte a Madrid en su apuesta por adjudicarse los Juegos de 2016.

Sin embargo, lamentaba la destrucción irreparable de "rincones que fueron escenarios de nuestra infancia y juventud". Barcelona ya no es lo que era, pues había sacrificado parte de su esencia por el "progreso". ¿No podrían pensar el Cierre del Anillo un poco mejor? Porque ya hecho como proyectan, habremos perdido algo irrecuperable.

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