Aún sin la perversa intención de coincidir con la celebración del Día Mundial del Turismo Sostenible, una sentencia del TSJA ha dejado sin efecto un decreto de la Junta de Andalucía que protegía el litoral andaluz de la saturación inmobiliaria.

La triquiñuela jurídica de que el gobierno que emitió aquel Decreto estaba en funciones, ha sido tomada en consideración por el Tribunal y los alcaldes de los municipios afectados, tras conocer la noticia, han tardado poco en hacer pública su intención de construir, del tirón y sin anestesia, 1.600 edificios entre viviendas y hoteles pegadas a la costa, -adiós costa, adiós- para aprovechar las posibilidades turísticas del litoral, eso sí, desde el más estricto respeto a la sostenibilidad. Toma candela con el día del turismo sostenible.

A pesar de la noticia, el evento mundial ha recibido el apoyo de todas las fuerzas vivas de la provincia y de la ciudad, si es que alguna de sus fuerzas está viva, que notarse se nota poco, y para magnificar la celebración, el Ayuntamiento ha montado un concurso que se llama LaBin Granada y bajo el imaginativo lema de "Imagina Granada", ha pedido sugerencias para reforzar la sostenibilidad del turismo.

Yo recojo con ánimo la bandera de la convocatoria y me atrevo a proponer algunas cosas que, sin duda, avanzarán en el loable propósito de defender la sostenibilidad de nuestro turismo frente a quienes denuncian, sin razón, que el negocio se está pasando siete pueblos.

Renuncio, más que nada por la imagen, a mi más contundente idea: colgar de un árbol en la plaza de Bibrambla a alguno de esos vecinos de la ciudad que se quejan de los excesos del negocio con un cartel en el cuello: "Por turistófobo".

Seguro que ya nadie ponía en duda la sostenibilidad de nuestro turismo.

Y dado que tampoco hay que asustar, empezar por cosas sencillas como comparar los precios de los alquileres en Granada hace dos años con los actuales y comprobar así si el turismo sostenible, tan sostenible él, permite sostenerse a los vecinos que intentan llegar a fin de mes.

Pero no crean que pienso solo en los vecinos, que ya sé que hay mucha gente que trabaja en el turismo y dedicado a ellos, se me ocurre, además, publicar el último convenio de la hostelería y hasta el número de inspecciones de trabajo que se hacen en un colectivo que trabaja doce horas y le dan de alta tres y, ya que estamos, propongo hacer públicos los contratos, sueldos y aportaciones a la seguridad social de los "guías" que inundan la ciudad debajo de paraguas con los llamados "Free Tours" o los de los chavales que venden entradas para espectáculos flamencos en la calle o los que tras un mostrador de cartón venden billetes para el tren turístico, tan sostenible él.

Lo digo por si la supervivencia de estos pobres chicos tiene algo que ver con la sostenibilidad del negocio turístico y para que la próxima foto que se hagan nuestros políticos, se la hagan con ellos.