Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Va de coches

TAL como está la cosa, basta que alguien lance una iniciativa que la gente comprende muy bien, que siente muy cercana, para que inmediatamente los partidos que aspiran a incrementar su voto, o a seguir incrementándolo, se apunten a la idea o traten de amoldarse a ella.

UPyD, el partido de Rosa Díez que ha iniciado su despegue con un buen resultado en Madrid, ha anunciado que sus parlamentarios y concejales electos renunciarán al coche oficial. Quieren insistir en la política de restricción de gastos y les parece que hay un abuso de la utilización de coches, independientemente de que ese uso impide algo que es fundamental para un político, el contacto directo con los ciudadanos. Luis de Velasco, cabeza de lista de UPyD en la Comunidad de Madrid, se mueve habitualmente en Metro como tantos y tantos ciudadanos de la capital que dispone probablemente de la mejor red de Metro del mundo, y quiere seguir haciéndolo mientras pueda.

Hace bien. Y otros harían bien en seguir su ejemplo, aunque hay que apuntar que no es el único político que utiliza normalmente el transporte público en España, pero en este caso su partido ha advertido que renuncia al coche oficial. Ruiz-Gallardón, el alcalde que continuará siendo alcalde, no ha reaccionado acusando a UPyD de demagogia, al contrario: ha recogido el guante y ha propuesto que sólo los portavoces de grupo y los concejales con responsabilidades de gestión y mando dispongan de coche oficial, y que a ellos se sume una flota de automóviles a disposición de los grupos para que los utilicen, según su criterio, cuando los necesiten para desplazamientos oficiales. Como debe ser y no era, aunque son varias las instituciones -entre ellas el Gobierno de Madrid- que ya habían adoptado medidas parecidas hace un año.

La polémica sobre el uso del coche oficial no ha llegado a La Moncloa. Zapatero se ha fumado un puro las muchas veces que se la ha reprochado -con razón- que utilizara el Falcon para sus campañas electorales y actos de partido; con el argumento de que había que pensar en la seguridad ha hecho un abuso desaforado del avión con cargo al Estado, lo que desde luego no hicieron sus predecesores en el Gobierno, y eso que la Presidencia de su compañero de filas Felipe González se desarrolló durante los llamados años de plomo de ETA; González diferenciaba perfectamente sus actividades de Gobierno de las de partido, y éstas últimas eran costeadas por el PSOE. Rubalcaba, que había anunciado un acto de partido en Sevilla y vio el cielo abierto cuando se le abrió la posibilidad de acudir previamente a Almería para ver qué pasaba con el pepino, viajó primero a Almería en un Falcon, y a continuación se desplazó, en el mismo avión, al acto con los militantes de Sevilla. Buen inicio de su historial como candidato ...

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