El partido que es estrenó con ilusión en las últimas municipales vive sus horas más bajas. Mientras sus concejales aguardan la decisión del Consultivo para ver quién es la portavoz, las diferencias se agrandan. Sus integrantes ya ni siquiera son capaces de votar lo mismo en pleno. Tampoco de aguantarse la mirada. ¡Qué pena! El partido que ha denunciado por ejemplo las contrataciones irregulares de Emucesa está inmerso en una guerra. Sus votantes no lo merecen; los granadinos tampoco.

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