Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Van a perder

Al final, la solución, cuando la haya, se medirá en cuánto dinero y en quién se lo lleva. Al tiempo

Cree que puede ganar el nacionalismo catalán porque con la desestabilización de España encontrará una nueva razón de ser. Radicalizado y podrido por la corrupción, se ha echado en brazos del populismo ultraizquierdista y borroka de la CUP en un intento a la desesperada de hacer olvidar hasta qué punto se hundió en el fango la fuerza que hasta no hace mucho aportaba estabilidad, y también sentido común, a la política española. Puigdemont es un títere que resultaría patético si no nos estuviésemos jugando lo que nos jugamos y al que ningún Gobierno europeo se podrá tomar en serio. El proyecto independentista es, sobre todo, una táctica para debilitar a España. Cuanto más débil, más tienen ellos que ganar. A partir del domingo esta estrategia quedará, de una u otra forma, al descubierto.

Cree que puede ganar Rajoy, envuelto en la bandera y echando un pulso que es imposible que pierda porque el Estado nunca lo hace. En Cataluña pueden pasar muchas cosas, pero no que haya un referéndum que respalde la secesión. A un PP con un grave problema de corrupción y de agotamiento de discurso esta crisis le sirve para agrupar a descontentos, hartos de la política de bajo vuelo. El rancio nacionalismo español, que no tiene otro paraguas que el PP, se ha movilizado y eso al final serán votos. Pero cuidado. Estas cosas sólo se saben cómo empiezan. Las escenas de la despedida a los guardias civiles que marchaban a Barcelona desde Córdoba o Huelva - "A por ellos"- son para preocuparse. España, mírense el XIX y el XX, en un país condenado a no aprender nunca las lecciones de la Historia.

Cree que puede ganar el PSOE desnortado de Pedro Sánchez, dispuesto a pescar en río revuelto. Su actitud es intencionadamente equívoca en el conflicto catalán, hasta el punto de retratarse en el Congreso desmarcándose de los partidos constitucionalista e intentando echar un pulso orgánico a Susana Díaz por la misma cuestión. Sánchez, que sabe que no ganaría unas elecciones, apuesta por que la crisis separatista machaque a Rajoy y él emerja como solución apoyada por la izquierda radical y el nacionalismo ultramontano.

Pero no va a ganar ninguno de ellos. Va a perder, pase lo que pase, España, que arruina su imagen en el mundo y que vuelve a ser vista como un país de opereta con peligrosas tendencias guerracivilistas. Y, ojo, dentro de España los que tenemos muchas papeletas para perder más que otros somos los andaluces. Porque, al final, la solución, cuando la haya, se medirá en cuánto dinero y en quién se lo lleva. Al tiempo.

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