Decenas de miles de jubilados en toda España han culpado ayer al Gobierno de convertir el estado del bienestar en una sociedad empobrecida. Y le han planteado a Rajoy que arregle su poder adquisitivo o se vaya. En este colectivo está el núcleo duro de los votantes del PP. Un 40% de los mayores de 65 años vota a los populares. Es el único segmento de edad en el que ganan, lo que dibuja un porvenir oscuro al partido conservador. Las bonitas palabras del presidente en el Congreso han sido en balde.

Estamos además ante la segunda advertencia a La Moncloa en dos semanas, después de las multitudinarias manifestaciones de mujeres reclamando que se cumplan sus derechos civiles. El Gobierno no sabe cómo parar la vía de agua. Invoca el pacto de Toledo, al que en el fondo no concede mucha autoridad. En caso contrario, no se explica que haya puesto a un personaje tan poco solvente como Celia Villalobos al frente. La ex ministra de Sanidad como gran aportación para superar la precariedad de las pensiones ha propuesto a los españoles que ahorren e inviertan en planes privados.

No se queda atrás la ministra Báñez, con su carta a los pensionistas en la que presumía de los logros económicos del Gobierno y vendía como una subida moderada lo que en la práctica era una rebaja de ingresos. Las dos quedan en evidencia por sacar el cuello para lucirse. La buena gestión reduce los egos. Y la mala, produce estos fenómenos mediáticos, en un momento de debilidad de su partido. Báñez para salir del atolladero ha llegado a retractarse en TVE de uno de los grandes lemas de Rajoy: la recuperación todavía no se ha conseguido.

El presidente tendría que gastar menos y tiene de dónde. Este país ha creado una nueva administración intermedia, las autonomías, sin eliminar las diputaciones. El Senado es una cámara inútil con un déficit democrático escandaloso: con un tercio de los votos, el PP controla dos tercios de los escaños. Hubo dinero para rescatar a la banca o a las quebradas autopistas de peaje. La corrupción ha sido una sangría… Y también hay de dónde ingresar más: Las grandes multinacionales americanas de la era digital casi no pagan impuestos locales y poquísimos en la UE. Las multinacionales españolas aportan menos del 10% de sus beneficios. Las grandes fortunas tienen un ejército de expertos para contribuir al mínimo. Es esencialmente la clase media con nómina la que mantiene las arcas del estado.

Mientras, Rajoy se resiste a actualizar las pensiones de acuerdo con el IPC, como en la mayor parte de Europa. Y menos aún está dispuesto a abordar reformas de calado en ingresos y gastos que aseguren el futuro de las jubilaciones. El dontancredismo no sirve en esta situación. Y ayer le ha dicho su base electoral que o les arregla su problema o debería irse. Es duro enfrentarse a las dificultades. Por eso cualquiera no puede ser presidente del Gobierno.

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