Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Viejas vergüenzas

La desconexión ferroviaria es uno más de los atropellos que sufre Granada, con la novedad de la movilización ciudadana

Los que llevamos décadas mirando alrededor -en la ciudad, en el país o en el mundo que vivimos o padecemos- nos sorprenden pocas cosas, aunque reconozcamos que muchas de ellas resulten abominables, grotescas o, en el peor de los casos, dramáticas. Cuando me he referido a lo que ocurre en una ciudad como Granada resulta que poco es novedad, porque casi todo son problemas viejos, interminables, viajando en el tiempo con el ritmo cansino que he llamado 'Velocidad Granada'. Hay algo, sin embargo que sí es nuevo y que puede ser referente: las movilizaciones ciudadanas para defender sus cosas, rompiendo así la desidia y conformismo, característica del espíritu local y que tan cómodo ha resultado para los que nos han gobernado aquí, en la región y en el país. Se ha demostrado esa novedad en las protestas masivas contra la fusión hospitalaria y ahora se imita en las originadas por la desconexión ferroviaria que sufre la ciudad.

Vuelvo al tren, sin tirarme en marcha, con esa mencionada novedad de las manifestaciones colectivas -contraste con la no más de trescientas personas concentradas hace pocos años para reivindicar el final de las obras de la autovía a la Costa, tras décadas insufribles-, pero no el asunto. Me he referido muchas veces a lo ocurrido cuando, en tiempos de Felipe González, como presidente de Gobierno, la entonces responsable de Renfe, doña Mercé Sala, dijo que si los granadinos queríamos ir en Madrid cogiésemos el autobús. Manifestaciones hechas en presencia del entonces alcalde Jesús Quero que no dijo ni pío, como tampoco han dicho nada los que le han sucedido, sobre todo, si los que mandaban en Madrid eran de su mismo partido. Murió la pobre señora y se fue González. Volvió un tren renqueante, incluso tuvimos, hasta hace poco, un Altaria que acortaba algo aquellos viajes del 'expreso' o el 'correo'. Y llegó el cuentecillo del AVE, en el que estamos desde que empezamos a reclamarlo a partir de 1992 que llegó a Sevilla. PSOE y PP han jugado a las mentiras o las evasivas: que una sola vía, que si estación de Moneo o la que había, digna de un apeadero de las películas del western; que en un año o en otro y que sigan utilizando el autobús, hasta Antequera sine die. Tres años desconectados llevamos sin que nadie se atreva a ponerle fecha, como ha hecho Rajoy y el ministro de Fomento en recientes visitas. En resumen, una vergüenza más, con la que llenar el álbum viejo, gastado, sucio de tanto sobarlo los comentaristas de todas las épocas. Vergüenza ante el silencio de las 'autoridades enanas', que no me canso de calificarlas así, parafraseando a Ganivet, porque no otra estatura política tienen. Eso sí, con el aire nuevo, fresco o ya desesperado de lo que los clásicos llamaban pueblo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios