LOS malos tratos de hijos a sus padres son una de las agresiones más contra natura que pueden darse, como todas las que se dan en el ámbito familiar, de puertas para adentro. Está desgraciadamente en alza y, por lo que asegura la Fiscalía de Menores, es un fenómeno que escapa de las convenciones sociales que se puedan establecer a priori. No hay parámetros significativos de desviación por clases sociales en este fenómeno, como tampoco existe una especial incidencia en las agresiones procedentes de niños o de niñas. Desde el Ministerio Público se señala que en lo que va de año se ha incrementado aún más este tipo de agresiones que, lejos de estereotipos, parecen cimentarse en relaciones familiares deterioradas y la tan cacareada crisis del sistema escolar a la que nadie parece poner freno, todo unido a la falta de una autoridad en el seno de la familia. Lo de la educación tiene, ya se ha dicho, difícil arreglo. Lo de la autoridad familiar no debería ser tan complicado. Pero tampoco es el caso.

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