Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Dos años y un día

Cuesta trabajo creer que sólo nos queda un año más en la cárcel granadina de la desconexión ferroviaria

Hoy, Granada cumple su condena de dos años y un día desconectada por ferrocarril. Ese tiempo es el habitual en el que por sentencia se entra en la cárcel. Pero lo normal, pese a las, a veces, piruetas de la justicia, es que cumpla la pena el causante de los daños, no la víctima. Los responsables del ministerio de Fomento y de Adif no están entre rejas, pero los granadinos, los almerienses y los que intentan trasladarse a estas tierras llevamos encadenados esos dos años y un día, sin ver en nuestra desvencijada estación movimiento de gentes que van o vienen de Madrid, Barcelona u otros lugares, sin tener que hacer trasbordos en autobús, que es el medio que teníamos que utilizar los granadinos, como nos decían hace décadas.

La 'novedad' de este asunto es que Fomento ha prolongado en un año la llegada del avecilla, con una inyección en los Presupuestos Generales del Estado de 126 millones, aunque habrá que esperar 'sine die' la variante de Loja y el soterramiento en la Chana. Las Plataformas ciudadanas no se creen los plazos. Mi experiencia, comentando los incumplimientos de las obras públicas por estos lugares, también hace sumarme a la incredulidad. La alta velocidad se convierte casi siempre en la 'velocidad Granada', que mide el mínimo movimiento de las cosas. Recuérdense ejemplos como las décadas de la autovía a la Costa o lo que llevamos con la presa de Rules, que tras su largo final todavía sigue convertida en un embalse para recrear el paisaje.

No sé si los 4.200 millones prometidos por Rajoy a los catalanes para sus infraestructuras, incluido el famoso Corredor Mediterráneo, tendrán el mismo ritmo que el utilizado por aquí. Nos queda sumarnos a los que, en la calle, o en los medios, protestan y exigen. La paciencia tiene un límite. Celebraría equivocarme, pero me temo que a partir de marzo de 2018 tendré que volver a cansar al lector con otra lacrimógena columna, cosa molesta para los comentaristas porque los manidos asuntos nos impiden lucir nuestras ocurrencias y 'genialidades'. De todas formas no se encontrarán ocurrencias ni genialidades, sino simple sentido común en las manifestaciones masivas de los ciudadanos, como ha ocurrido ejemplarmente con las protestas por la absurda fusión hospitalaria y debe seguir sucediendo, hasta el final, con la conexión ferroviaria.

Dos años y un día. ¿Será verdad que sólo nos queda un año de espera en esta cárcel granadina de la incomunicación? Les invito estos días 'penitenciales' a que se pasen por la estación de Andaluces y vean como están las obras 'vanguardistas' -no las de Moneo- para recibir alguna vez un tren de alta velocidad que sea capaz de atravesar un túnel del siglo XIX, un símbolo de 'modernidad' en una ciudad apolillada en su pasado.

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