La esquina

Cuatro apuntes sobre la huelga

PREJUICIOS. A las dos de la tarde UGT emitía un anuncio radiofónico dando las gracias a los /as trabajadores/as que habían hecho posible el éxito de la huelga general. Obviamente, estaba grabado con anterioridad. El sindicato ya tenía decidido que la huelga triunfaría. También el ministro Corbacho se mostró conciliador con las centrales y destacó la normalidad de la jornada. Las reacciones precedieron a la acción. Total desafío a la realidad.

2. A medio gas. ¿Qué realidad? El país no se paralizó como pretendían los convocantes. El paro afectó en profundidad a la industria, la construcción, los transportes y los mercados mayoristas, sobre todo en las grandes ciudades. Apenas se notó en la sanidad y la enseñanza, y menos entre los funcionarios -cuyos salarios fueron atacados en junio-, un sector clave en el que CCOO y UGT sufren de una desconfianza generalizada. La séptima huelga general en democracia fue menos general que la de 2002 contra el Gobierno Aznar y la de 1994 contra Felipe González. Hay un dato objetivo: el consumo eléctrico se redujo ayer un 15,5% sobre lo previsto por la Red, frente a un 23% y un 30% de bajada, respectivamente, en las convocatorias mencionadas.

3. Piquetes. Urge una regulación de la huelga, que lleva treinta y dos años de retraso, para hacer compatibles el ejercicio del derecho a la huelga y el del derecho al trabajo y a la libre circulación. Casi entrados en la segunda década del siglo XXI y con una huelga convocada con tres meses de antelación, nadie necesita un piquete informativo que le ilustre. Los piquetes serán, en todo caso, persuasivos (o convencitivos, como dijo el otro) y, con más frecuencia, coercitivos. Todos hemos podido ver las imágenes de la coacción, que engaña mucho. ¿Cuántos comercios han cerrado por miedo al paso de los piquetes para abrir en cuanto se perdía de vista la última bandera? La ley debería igualmente impedir despidos de represalia contra quienes fueron a la huelga voluntariamente. Ha habido actos de violencia, heridos leves y detenciones, pero en escasa cuantía. La huelga general ha tenido el desarrollo que corresponde a una sociedad moderna y próspera, que la ha vivido sin traumas ni desgarramientos.

4. El futuro sindical. Los sindicatos han exhibido su fuerza, que es notable, aunque no tanto como para cambiar gobiernos. Deben ser tenidos en cuenta hoy y mañana, pero no pueden pretender situarse por encima del Parlamento. Con la huelga no van a lograr que se modifique la reforma laboral ni que el Gobierno rectifique su política económica de reducción del déficit, sin la cual el país se iría a pique. Ahora se reformará también el sistema de pensiones en un sentido que CC OO y UGT conocen perfectamente. ¿Harán otra huelga general o se decidirán a revisar y renovar su modelo?

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