Granada está inmersa en la Semana Europea de la Movilidad, una iniciativa que pretende que el ciudadano deje el vehículo personal en el garaje y use el transporte público. La propuesta pretende descongestionar las principales vías de tráfico de la ciudad y reducir así la contaminación. Mientras los propósitos son buenos, ayer nos topamos con el propio transporte público de la capital contaminando notablemente. Motores híbridos, menor uso de los combustibles diésel o renovación de flotas. Y desde esta mañana... siempre quedará el Metro.

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