La columna

Juan Cañavate

jncvt2008@gmail.com

El casino

Igual acabamos por concluir que eso de llenar el centro de apartamentos para turistas no es tan buena idea

El presidente de la hostelería granadina traslada, en unas recientes declaraciones, su serenísima preocupación por la proliferación de alojamientos turísticos ilegales en Granada y que desarrollan actividades económicas, según él, que se escapan al control de la hacienda pública generando dinero negro. Y no es sólo, dice el señor, un problema de competencia desleal en el ámbito de los suyo, además, ¡ madre de dios!, podría convertirse en un delito fiscal y eso, basta echarle un rato a la tele, sí que son palabras mayores.

Dice el señor presidente, serenísimamente preocupado, que el asunto, además, recala ya la pacífica convivencia ciudadana, el normal desarrollo de la ciudad y hasta el futuro de la misma, sintetizando todo en una conclusión terrible: el uso turístico ilegal de los inmuebles está vaciando el centro de Granada de vecinos para convertirlo en un espacio inerte, solitario y frío. En fin, que parece que a este señor los apartamentos ilegales no le gustan. Cosa que comparto: a mí tampoco me gustan.

En cualquier caso, no deja de sorprenderme la curiosa paradoja de que los apartamentos ilegales destinados a usos turísticos estén convirtiendo Granada en un desierto y que no ocurra lo mismo con los que son legales. ¿Por qué unos vacían el centro de vecinos y otros no? La verdad es que no lo entiendo.

Lo curioso es que el mismo día que el señor Presidente hacía esas declaraciones en las que evidenciaba el traslado de la población a la periferia por el desmedido uso turístico de la ciudad, los medios de comunicación nos señalaban que Granada era la cuarta ciudad de España con más atascos de tráfico y con desplazamientos más lentos que, igual, tiene algo que ver con esa expulsión, llamémosla por su nombre, de vecinos del centro a la periferia.

Si se unen las dos noticias y, además, nos acordamos de que somos una de las ciudades con el aire más contaminado de España, y algo tendrá que ver ese tráfico con ello, pues igual vamos cerrando coincidencias y acabamos por concluir que eso de llenar el centro de apartamentos para turistas, sean legales o ilegales, como las agrupaciones del Carnaval de Cádiz, y vaciarla de vecinos no es tan buena idea para Granada.

Para terminar la fiesta turística, alguien ha venido a contarnos lo contentos que debemos estar los granadinos porque, por fin, y tal como los empresarios de la hostelería querían, la ciudad va a tener un casino, no sabemos si en el centro o en la periferia. Aunque eso sí, los vecinos de Granada andan rezando a Fray Leopoldo para que el casino lo monten en otro barrio que no sea el suyo y que, a ser posible, tan loable inversión y lo que presumiblemente le acompañe, quede un poquito a trasmano de donde ellos viven y ya que en el centro no vive casi nadie, no sería mala idea ponerlo en la plaza del Carmen o en Plaza Nueva. Que una cosa es ser granadino y otra idiota.

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