PURA ley de la oferta y la demanda: mientras más escaso es un bien, más alto es el precio que hay que pagar por conseguirlo. Este año el precio de la aprobación de los Presupuestos del Estado -y con ella, la continuidad de la legislatura- se ha puesto por las nubes y Zapatero se dispone a abonarlo. Qué remedio.

Lo cobrará el Partido Nacionalista Vasco, el único grupo parlamentario en disposición de proporcionar al Gobierno, junto a los canarios, la mayoría suficiente para dar luz verde a las cuentas estatales para 2011. No será la primera vez que la arquitectura institucional y la legislación electoral de la democracia española se alían para conceder a una minoría nacionalista un poder decisivo. Sólo que en esta ocasión, por la coyuntura y por la soledad de ZP, el chantaje y el mercadeo pueden cruzar algunas líneas rojas.

Veamos. Tradicionalmente, el PNV se había contentado en estas negociaciones y chalaneos con concesiones que reforzaban su autogobierno e inversiones públicas que complementaban su privilegiado sistema de financiación. Ya el año pasado, con un lehendakari no nacionalista, lograron que se blindase el concierto vasco y forzaron a Zapatero a retrasar un año el traspaso de las políticas de empleo que estaba prácticamente ultimado entre el Gobierno de la nación y el de Patxi López.

Las tragaderas que demostró Zapatero entonces se van a ensanchar ahora porque el planteamiento del PNV es inequívoco: exigirá que la cesión de estas competencias laborales se produzca en mejores condiciones para Euskadi de las que hayan acordado el Gobierno español y el vasco, sean éstas cuales sean. Actualmente Patxi López las valora en 300 millones de euros, y el PNV en 480, pero eso puede variar, aunque desde el punto de vista político será irrelevante. Los peneuvistas (en plan "y dos huevos duros") siempre pedirán más de lo que López haya arrancado a Zapatero, ya que su objetivo último es demostrar a los vascos que Urkullu y los suyos, como antes Ibarretxe, defienden los intereses de Euskadi mucho mejor que los socialistas vascos, sucursalistas, al fin, del socialismo español. Que es de lo que se trata.

No tengo ninguna duda de que habrá presupuestos generales de 2011 con el concurso del PNV. La única duda posible se centra en cómo explicará Zapatero su pacto con este partido, más allá de la palabrería sobre la estabilidad, la responsabilidad, el sentido de Estado y otros grandes expresos europeos. Tendrá que explicar por qué cede tanto, por qué acepta negociar una cuestión de Estado (la transferencia de las políticas de empleo) fuera del marco institucional previsto entre ambos gobiernos y por qué admite ningunear a su compañero Patxi López y segar la hierba bajo los pies al primer gobierno netamente constitucionalista del País Vasco.

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