Bloguero de arrabal

pablo Alcázar

El cielo no se toma con daiquiris

LAS cosas no han ido por donde algunos querían. Bertín Osborne tiene mucha más audiencia que Cañamero, los papas reúnen más gente en sus encuentros con la juventud que todas las salas de teatro off del país, las sesiones de poesía o las lecturas anuales del Quijote, juntas. La duquesa de Alba arrastró a su funeral a 70.000 sevillanos. Las clases populares, hoy "gente", prefieren embarcarse en las carretas, esos yates de la emergencia, y acudir al Rocío, masivamente, mientras que se apartan del 1 de Mayo o de las protestas por malos tratos a las mujeres. La revolución a la que aspira cualquier obrero es a tener trabajo, con contratos basura, temporales y sin derechos. Los europeos preferimos poner a los turcos de gendarmes para que no pasen los emigrantes, antes que solucionar los problemas de los países pobres o destrozados por una guerra. El PP obtiene más votos en las últimas elecciones que en las anteriores, pese a que a nadie se le escapa que es uno de los partidos más corruptos de España. Una sensación de abandono y de desánimo acogota a los, hasta hace pocos años, luchadores por las libertades, por los derechos de los trabajadores, por una sanidad pública bien atendida o por una escuela de calidad. No es conveniente condenar a nadie porque las masas hayan decidido, antes de tomar el Palacio de Invierno, tomarse unos daiquiris, fumarse unos porros, contentarse con una sexualidad industrial que, copiando el modelo macho, se apunta a la comodidad de apagar los ardores sin esfuerzo, antes de comprometerse en relaciones demoradas y cuidadosas mucho más satisfactorias. Y digo que no se culpe a nadie, porque es una tendencia de la que sólo se libran los enfermos graves, los impedidos o los ancianos. Y algún anacoreta extravagante. Disfrutar, disfrutar, cuándo y dónde se pueda. Un disfrute que no se procura sostenible, sino arrasador. Pero todavía los hay que siguen luchando. Sus armas: algunas camisetas con lemas o imágenes. La esperanza que suscitó Podemos se ha venido abajo por culpa del brutal, y esperable, rechazo de lo que ellos llamaron "la casta". Y, sobre todo, por la bisoñez de profesores convertidos de la noche a la mañana en políticos sabelotodo, con muchos librillos y muchas fórmulas, algunas contradictorias. No quisieron aceptar que la mayor parte de los votos les venían de la ira de los golpeados por la crisis y por la rapiña y no supieron zafarse de los argumentos tramposos de los que temían ser desplazados de sus empleos y de sus corruptelas y que los acusaron de estar ya construyendo las checas para encerrar, torturar y exterminar a banqueros y ladrones en cuanto ganaran las elecciones. Esperemos, como mi Títa María proclamaba en épocas de desconsuelo, que el Señor nos lo dé por otra parte.

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