MIRADA ALREDEDOR

Juan José Ruiz Molinero

La comedia va a empezar

EL telón parlamentario está presto a levantarse para que comience la gran comedia que, aunque afecte a todos -¡y de qué manera!- a los únicos que realmente entusiasma es a sus señorías, los padres y madres de la patria, que aplauden frenéticamente cada actuación de sus líderes, por vulgar, anodina o perjudicial que sea. Me ha sorprendido siempre que gente que se supone cualificada, capaz de engendrar actos de raciocinio y de crítica, aplaudan entusiasmados cosas tan alejadas, supongo, de sus propias conciencias -porque si lo hacen convencidos es peor- como, por ejemplo, la guerra de Iraq, donde estaban seguros los seguidores de Aznar que iban a morir por una mentira miles de inocentes, o muy recientemente las reformas antisociales del presidente Zapatero -despido prácticamente libre, congelación de pensiones, rebajas de sueldos e infinidad de gestos que, supongo, no tienen nada que ver con ninguna cota progresista-, amén de las veces que se han aplaudido decisiones contradictorias, con lo que resulta absurdo y de mal gusto aplaudir lo mismo blanco o negro con idéntico entusiasmo.

Los que nos hemos pasado la vida profesional censurado o alabando lo que uno ha creído digno de tales manifestaciones -por equivocados que estuviésemos- nos parecen obscenos esos aplausos, ese entusiasmo o ese pateo, de los otros, como si el Parlamento fuese un circo o, en el mejor de los casos, un mal teatro, con actores, generalmente pésimos, por su forma de expresarse, por su carencia de guión serio y por su charlatanería tantas veces infame, incierta y alejada de los problemas que realmente preocupan al país.

Un niño como yo -cuando lo era, claro- que se negaba a cantar el Cara al sol en el cole -lo que me costaba el suspenso seguro en Formación del Espíritu Nacional, que luego en septiembre un profesor comprensivo me pasaría- no sería capaz de levantarse hoy para aplaudir a mi jefe porque así lo mandan los cánones, si no estaba convencido de que, además de decir la verdad, estaba pensando en la gente que representa, y no en sí mismo y en conservar su poltrona. Ahí está cercano, por ejemplo, el debate sobre los presupuestos de Estado y los trapicheos para conseguir votos que habrá que pagar a un alto precio. El teatrico va a levantar el telón de nuevo. Mientras tanto, los sindicatos afilan los cuchillos para una huelga general, los precios reales -luz, alimentos, cualquier servicio-, siguen subiendo, el paro continua imparable y la pobreza se va instalando cada día en más hogares españoles. Pero sus señorías seguirán muy contentos y se levantarán de sus asientos para aplaudir enloquecidos a sus líderes o patear a los contrarios. La comedia está a punto de comenzar. Preparen el Primperán.

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