José Torrente / Diputado Provincial / Del PP Y Parlamentario / Andaluz

La cortedad de miras

CUANDO se acusa de cortedad de miras al político que toma decisiones legítimas, aunque no coincidan con la idea propia, se está utilizando, sin duda, esa iniciativa como excusa para esconder gran parte de la indecisión propia, más preocupada de no molestar a los que le adulan hipócritamente que de demostrar un criterio propio y una solvencia política estable.

Por eso, al presidente de la Diputación Provincial de Granada no le molesta tanto la decisión legítima de un alcalde como el de Granada, de desaparecer de la aportación económica de un convenio que fomenta los vuelos baratos con el aeropuerto Federico García Lorca (ayudas que cobran sólo algunas operadoras), sino que se le hayan adelantado y que alguien haya sido capaz de hacer lo que a él ya le gustaría haber hecho, aunque no se atreva por miedo a perder cuota electorera del lobby turístico.

Granada no pierde porque el Ayuntamiento de la capital tome una decisión lógica, legítima y que garantiza la libre y leal competencia en un mercado abierto entre infinidad de operadores aéreos, sin discriminación posible por razón del precio de un billete de avión, sino que Granada siempre pierde por malgastar el tiempo en criticar al otro, en intentar menospreciar su gestión y su decisión, sin tener en cuenta que lo verdaderamente importante en este debate se nuclea en torno a: subvención permanente e improductiva o apoyo estructural y productivo.

Ni el presidente de la Diputación Provincial de Granada ni el PSOE, que lo apoya aquí, en Sevilla o en Madrid, han establecido estrategia alguna que ayude a superar ciertos atrasos endémicos de la infraestructura turística provincial, suficientemente atractiva durante todo el año por su oferta paisajística, cultural y monumental, de playa y de nieve, como para que las compañías de vuelos de bajo coste puedan operar sin que haya quien les regale un par de euros por billete, provenientes del presupuesto público, que engorde más aún su cuenta de resultados.

En este caso, tener que tirar de la cartera del dinero público no es más que la tapadera perfecta para tapar los defectuosos efectos de una gestión política ineficaz, carente de estrategia de futuro, que viene siendo socialista hegemónicamente en Andalucía y durante más de 25 años en la institución provincial, que prefiere la dádiva inmediata, con foto rápida, antes que la planificación a medio y largo plazo. Por eso, en esa improvisación permanente, Jaén tiene aeropuerto en 24 horas: las que van de cambiar el nombre al de Granada. Por eso, se promete el tren a la Costa, desde Jaén, sin el más mínimo rigor, y sin ningún tipo de rubor se incumple sistemáticamente y no pasa nada. Y es ilógico que en Granada el presidente de la Diputación Provincial, sólo pendiente de disparar a todo lo que se mueva en el PP del Ayuntamiento de la capital, no explique si le da vergüenza o no que mientras que subvenciona a una compañía para que nos lleve a Londres en una hora y media se tarde casi tres horas en llegar a Ugíjar, que sigue siendo provincia de Granada y sigue siendo destino turístico aconsejable para muchos estresados ejecutivos europeos.

Y no estaría mal que don Antonio Martínez Caler, en su ansia infinita de acaparamiento extremo, además de empujar como empuja a codazos en la foto de Fitur para que no aparezca nadie del PP, ni aunque por medio esté el Rey, explicase por qué protagoniza en exclusiva, aunque sólo ponga el 30 por ciento del total conveniado, una idea que pagaban entre cinco. Esa ansia infinita de foto egoísta ha hecho poco por dar la idea de consenso y necesaria colaboración que entre todos llevan a cabo. ¿O no?

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