palabra en el tiempo

Alejandro V. García

El crimen

LOS argumentos que ha desgranado en su informe la Consejería de Medio Ambiente para rechazar la construcción del teleférico con Sierra Nevada son abrumadores e incontestables. No hay un sola razón, dice, para considerar el proyecto de interés social y muchas para percibirlo como una amenaza contra el patrimonio natural más preciado de la provincia. El teleférico es depredador porque invadiría el hábitat de 134 especies de aves; dañaría las plantas protegidas; violentaría 77.600 metros del parque natural; las torres serían visibles desde más de 37 kilómetros y, por añadidura, no constituiría una alternativa para aliviar el flujo de tráfico por la carretera actual. El teleférico no mitigaría la presión sobre el macizo sino que la elevaría aportando un número indeterminado de visitantes con ansias de probar el mayor teleférico del mundo.

En los últimos meses, sin embargo, se han escuchado opiniones a favor y en contra. Si hacemos abstracción del parecer, lógicamente interesado, de los promotores -que han gastado más de un millón de euros en tramitar y promocionar la incoativa con la finalidad de granjearse el apoyo de los ciudadanos frente a la previsible negativa de la Administración-, las restantes opiniones favorables han eludido entrar a valorar las consecuencias medio ambientales. En algún caso he oído incluso abogar por el teleférico después de la siguiente introducción: "Dejemos de lado la cuestión medio ambiental y examinemos el proyecto en sí mismo".

Estoy de acuerdo: si nos olvidamos de los posibles daños contra la naturaleza el proyecto es extraordinario, ilusionante, sin tacha. ¡Qué fácil! Es lo que ha hecho en cierto modo el Partido Popular y, en concreto, el alcalde, José Torres Hurtado, que se ha volcado con alma, corazón y vida en el ingenio, hasta el punto de advertir que el rechazo supondría una "patada" contra el coraje empresarial granadino. Más lejos fue ayer la delegada de Urbanismo, Isabel Nieto, que sin entrar en analizar los argumentos de los técnicos dijo que desaprovechar la inversión del teleférico es "un crimen". Extraño e interesante asunto. Nieto, una especie de Miss Marple del PP granadino, ha descubierto un crimen. Ysi hay crimen debe haber asesino y, por descontado, al menos un cadáver. ¿Es por eso por lo que huele tan rara la defensa numantina que el PP ha organizado alrededor del proyecto? ¿Hacemos una apuesta sobre quién es el asesino? Elemental, querido Chaves.

El asunto tiene miga. Si el criterio general que aplica la derecha a la hora de elegir entre la razón de empresa y la razón ambiental es que la inversión gana a cualquier precio es para echarse a temblar. ¡Qué sería de nosotros!

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