cámara subjetiva

Ángeles Mora

La cuadratura del plato

HOY quiero hablar de un libro de poesía, un libro singular de una autora que también lo es: Mónica Doña. La originalidad y la calidad de La cuadratura del plato (editorial El Páramo, 2011) me ha inclinado a traerlo a esta columna como una novedad que recomiendo a los lectores. El libro es un soplo de aire fresco en medio de la asfixia que nos rodea. Además de arrojar luz sobre nuestra vida personal y colectiva, es un libro distinto, una llamarada de inteligencia.

Su arma principal, la ironía. Y después su especial uso del lenguaje, no porque utilice un lenguaje exquisito o excelso sino porque sabe arrancarle a la lengua cotidiana, a las palabras sencillas, toda la carga poética de emoción e iluminación que llevan dentro. Ella nos dice que ha querido huir de un lirismo que muchas veces resulta falso, hueco, y nos habla de que lo que ha querido hacer es "épica cotidiana", sin héroes, porque por su libro, como por la vida nuestra de todos los días, lo que circulan son seres como nosotros, que sobreviven como pueden en un mundo adverso.

Lenguaje llano e ironía y luego una mirada distinta, que sabe dirigirse hacia los objetos que nos rodean para, a través de ellos, encontrarnos a nosotros mismos, encontrar el simbolismo que encierran y que despliegan acerca de nuestra vida. Para ello hay que contemplarlos con la luz que no se detiene en la superficie, que siempre busca lo que hay escondido detrás de las cosas, las personas, las ideas, las palabras. Esa luz que posee en abundancia Mónica Doña es la que rezuma este libro. Sólo voy a nombrar algún poema. Por ejemplo, el primero: Coladores. ¿Qué tiene que ver un colador con la poesía? O el segundo: Bayeta. ¿Para qué nos sirve una bayeta?

En realidad la autora juega, desde el título, con la imagen habitual de la cuadratura del círculo. Con esa imagen de la cuadratura del círculo nos solemos referir a algo así como "conseguir lo imposible". Esta otra imagen, la de "conseguir lo imposible", que el círculo sea cuadrado o que el círculo "cuadre", nos lleva directamente a la realidad de la vida, en sus dos caras: la vida es oscura y la vida es luminosa. Tenemos que aprender a vivirla así. Lo que pasa es que como Mónica Doña ha decidido en este libro acercarse a las cosas diarias o concretas, por eso nos habla de "la cuadratura del plato": por mucho que junto a los platos redondos ahora nos diseñen platos cuadrados, la realidad es que en la vida las cosas no "cuadran" nunca, y de ahí la ironía y el dolor y la valentía de sus versos.

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