Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Las tres derechas

El Dinero ha perdido su fe en Rajoy y se apresta a apoyar a Ciudadanos, un partido al alza, limpio de corrupción

La corrupción en el PP. La excusa oficial, tras publicarse las primeras noticias sobre la Gurtel, los papeles de Bárcenas y la pringue de los sucesivos tesoreros, hablaba de un grupo de sinvergüenzas dispuestos a enriquecerse a costa del partido. Después fueron sucediéndose los casos por todos los rincones de España hasta evidenciar que nos encontrábamos ante un archipiélago de "casos aislados", ante una Micronesia que, con el paso del tiempo, se convirtió en Polinesia. Y, ahora, con lo que avanzan en sus últimas declaraciones Correa, Crespo, Álvaro Pérez el Bigotes y una legión de empresarios, queda claro que hay podredumbre para sepultar una isla-continente del tamaño de Australia. Sólo aquellos que viven del partido, se benefician de él, están poseídos por la fe del carbonero o encarnan la gratitud del perro que lame la mano de quien le maltrata ignoran que se financió de manera ilegal. Lo que implica que dañó el erario público, hizo trampas en la hora lectoral y carece de legitimidad moral, y de la otra, para seguir dirigiendo el país.

El partido que destruyó a martillazos la caja de las pensiones, la coraza de los derechos laborales y el ordenador que podría arrojar luz sobre el asunto mientras rescataba bancos y autopistas, se mantiene en el Gobierno por la división de la izquierda, la indefinición ideológica del PSOE y los errores y batallas internas de Unidos Podemos, amplificadas por los medios afines al poder. A esas circunstancias hay que sumar el problema territorial, cuyo ruido ensordecedor silencia la información referente al caso y beneficia también a la derecha independentista del 4% que lidera Puigdemont. Como el suicidio es una excepción estadística y la corrupción afecta a cientos de cargos públicos (aunque el número va al alza), la regeneración parece imposible, no se producirá desde dentro. Rajoy seguirá ejerciendo de don Tancredo, ganando tiempo y fiándolo todo a la recuperación económica que tantos pobres crea y a un golpe de suerte en el conflicto catalán. Pero el Dinero ha perdido su fe en él y se apresta a apoyar a Ciudadanos, un partido al alza, limpio de corrupción, liberal de cintura para abajo y neoliberal de cintura para arriba. Sus recetas, en lo económico, serán similares a las del PP. Solos o aliados obtendrían mayoría suficiente si las próximas elecciones generales se celebraran de inmediato. Es lo que apuntan las encuestas crudas o cocinadas. Lo suyo es que la derecha siga gobernando.

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