Ramón Ramos / Raramos@granadahoy.com

La desmesura va por barrios

Por más que le pese a sus inmensas aficiones, Real Madrid y Barcelona son equipos históricamente parecidos

HEMOS visto, en la suave secuencia de apenas tres años, cómo la noria futbolística subía y bajaba del blanco al azulgrana y otra vez al blanco, que, en grado máximo, cerraba 2007 con la victoria madridista en el Camp Nou.

Observo desde ese día una euforia desmedida cuando queda aún mucha agua por pasar bajo los puentes de la Liga hasta que en mayo se corone campeón el equipo tocado por la regularidad. Que en este momento es el Real Madrid, sí, pero que quizá esté engendrando en esa euforia anticipada el germen autodestructivo que, sin ir más lejos, aqueja ahora al Barcelona como antes aquejó al propio equipo blanco. Y es que la historia se repite porque, por más que duela a las inmensas aficiones de uno y otro, no hay equipos más parecidos que el Real Madrid y el Barcelona.

Observen el devenir de los últimos años: del 'Madrid galáctico' -término acuñado por Jesús Gil, pero abrazado con entusiasmo por el 'florentinato'- al 'Barça de los 4 fantásticos', apelativo, este sí, nacido en las propias entrañas azulgranas. ¿Qué son uno y otro? Significantes de grandes estrellas que anteponen su egoísmo 'glamouroso' al objetivo final del equipo. Autosatisfacción, sobredimensión, falta de estímulo ante los siguientes retos. De ahí, al estancamiento físico y alineación obligada de nombres cuya desmotivación debería tener pena de banquillo...

Este vertiginoso fútbol actual propicia casos como el del Barcelona. ¿Cómo un equipo con una media de edad de 24 años, que ganaba en 2006 Liga y Liga de Campeones, está dos años después en vías de renovación, en trance de despedir a su más rutilante estrella y a un paso de prescindir del tipo más sensato de los entrenadores del fútbol español?

Los resultados, como siempre, dictan sentencia. No estamos en mayo, pero, si ese mes llega con la ventaja actual, atención madridistas: el fútbol no se acaba ahí. Quedan muchas más ligas. Atentos para no entrar en caminos ya transitados que -a la vista está, 'galácticos' y 'fantásticos'- llevan en sí mismos el germen de la autodestrucción.

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