Cámara subjetiva

El día de la madre

Esta es la historia que vive por debajo de la celebración: la famosa y desgarradora Proclama de Julia Ward

Hoy quiero hablaros de una mujer norteamericana, Julia Ward (1819-1910), activista en defensa de los derechos de las mujeres, abolicionista, escritora, autora de ensayos y poemas, y famosa por su Proclama para el día de las madres.

Y la traigo aquí porque, curiosamente, su nombre se ha extendido por las redes sociales este pasado domingo, "Día de la madre", pues a alguien se le ha ocurrido recordar de dónde viene esta celebración, y ese recuerdo se ha hecho rápidamente viral… ¿Por qué? Porque, en general, ha sorprendido bastante. Aunque el origen del 'Día del Trabajo', en el que también las mujeres tuvieron un dramático protagonismo, sea muy conocido ya, no ocurre lo mismo con el de la madre, que nos parecía, sin más, un reconocimiento amoroso de los hijos. Y sin que deje de ser eso también, su raíz fue mucho más ambiciosa.

Esta es la emocionante historia que vive por debajo de la celebración: la famosa y desgarradora Proclama (1870) de la mencionada escritora, Julia Ward que convocaba a todas las madres del mundo a rebelarse contra la guerra, una proclama pacifista que mantiene su vigencia, y que convocaba a un Congreso Internacional de Madres para promover alianzas entre diferentes nacionalidades y el arreglo amistoso de cuestiones internacionales:

"¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: 'No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia'. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice '¡Desarma! ¡Desarma!' La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión".

Pero la ideología conservadora que nos domina logró desvirtuar y transformar aquella propuesta radical en la celebración comercial que se ha generalizado hoy en día.

Aunque más nos valdría en esta hora de guerras y exterminio, hacerle más caso al histórico pacifismo feminista.

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