Mirada alrededor

Juan José Ruiz / Molinero

Dos días de febrero

Aveces es útil no sólo mirar alrededor, y comentar las cosas que suceden en estos momentos, sino mirar para atrás para sacar consecuencias de acontecimientos que pudieron cambiar nuestras vidas. Febrero está marcado por dos hechos de relevante importancia histórica. El primero, el día 23, en el intento de golpe de estado de 1981 que pudo truncar la vuelta de España a la democracia y las libertades que hoy -con todas las limitaciones y disfunciones que se quieran- gozamos. La otra, el día 28 de un año antes dónde Andalucía aprobó en referéndum su Estatuto de Autonomía que la colocaba en la misma consideración que las regiones históricas.

Ambos fueron momentos claves que los ciudadanos vivimos con especial intensidad. Los que hemos sido notarios periodísticos, en nuestro ámbito geográfico, de estos hechos, tenemos obligación de hacerlos llegar a las generaciones que no los vivieron. Recuerdo, por ejemplo, aquel 23-F golpista, en la redacción del periódico donde trabajaba. Los que nos habíamos significado en la defensa de la democracia y en la crítica de la dictadura teníamos referencia de la feroz represión de aquel 18 de julio de 1936 y fechas posteriores, donde la vida de los ciudadanos no valía nada. Políticos, representantes institucionales, intelectuales, pueblo llano fueron vilmente asesinados por los insurrectos y sus secuaces. Cuando llegaron a la redacción un teniente de la Guardia Civil y otro miembro del cuerpo no sabíamos con certeza si venían a protegernos o a otra cosa. Nos vino a la memoria el caso de Constantino Ruiz Carnero, director de El Defensor de Granada, machacado a culatazos tras su detención y dejado morir malherido. Fue la noche más larga para muchos profesionales de la información, políticos y ciudadanos. Nuestro más negro pasado cruzó por la mente de todos. Cuando vimos el mensaje del Rey llamando al orden constitucional nos relajamos. Escribimos y participamos en la multitudinaria manifestación por las libertades y pasamos página sobre el asunto que, sin embargo, debemos rememorar para que nadie olvide lo que costó llevar hasta aquí las libertades y evitar volver a las cavernas.

El otro día, esta vez gozoso, fue asistir al entusiasmo mayoritario del pueblo andaluz de no quedar descolgado del mapa autonómico diseñado. Andalucía no era ni es una región de segunda. Se logró. Que las circunstancias y los intereses partidistas no hayan sacado mayor rédito para un pueblo del apoyo de los andaluces es otra cuestión.

Ambas fechas son decisivas. Mantener la memoria del devenir de los pueblos es tan importante como trazar las metas del futuro. Mirar atrás no es siempre un motivo de vana nostalgia, sino de lo que fuimos capaces de superar individual o colectivamente.

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