Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

El dilema de Puigdemont

Es lo que en ajedrez se llama zugzwang, una posición en la que cualquier movimiento que realices empeora tu situación

El problema del señor Puigdemont es que ha querido hacerse el gallego con un gallego que, además, ha basado toda su carrera política en ejercer como tal. El continuo amagar de los independentistas no puede contrarrestarse creando mártires entre las filas de quienes buscan romper España. Es importante resaltar las propias contradicciones internas de una amalgama complejísima que estallaría una vez finalizados los festejos de esa hipotética independencia que no llegará. Ese Día Después, la burguesía catalanista, áulica, proteccionista y siempre dependiente del poder establecido, querría un país muy distinto del que promueve la CUP, anticapitalista y estatista. Tan es así que si los primeros han aullado con la salida de Caixabank y Sabadell, a los otros casi les ha parecido una bendición. No de Dios, porque son ateos y quieren reconvertir la Catedral de Santa Eulalia en escuela de arte y economato municipal, pero sí de quien corresponda en esas latitudes ideológicas tan lejanas a quien esto escribe.

El requerimiento del gobierno que tan extraño les pareció a los apóstoles del paloy tentetieso coloca al señor Puigdemont en un dilema de compleja solución. Es lo que en ajedrez se denomina zugzwang, una posición en la que, cualquier movimiento que realices -y estás obligado a mover- empeora tu situación. El Sí, supone la aplicación de artículo 155 de la Constitución sin que nadie pueda objetar nada y el No, provoca la rebelión de la CUP y del separatismo más exacerbado y el consiguiente linchamiento político del señor Puigdemont que se vería obligado a convocar elecciones -constituyentes para él y sus acólitos y autonómicas para España y el resto del mundo occidental- cuyo resultado sería determinante para saber si damos solución al problema o sólo lo aplazamos una vez más. Llevamos siglos estirando y relajando una goma que no parece romperse nunca porque siempre hay alguien que afloja la mano en el momento crítico.

Que la independencia no se va a dar lo sabemos todos. Y más que nadie, los líderes del independentismo que sólo buscan -como tantas otras veces- mejorar su posición económica y política dentro de España. Porque si no, ¿para qué vienen a Madrid a declarar ante la Audiencia Nacional si ya es un tribunal extranjero? ¿Por qué suspenden la independencia de su luminosa y colorida república, tan distinta de esta oscura y grisácea monarquía que nos oprime? ¿Por qué?

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