HAY que convenir que si el PSOE se encuentra en muchas ocasiones desconcertado e impotente ante circunstancias adversas que no sabe cómo sosegar (y no hablo sólo de economía sino de carreteras que se cortan o, sin abandonar la provincia, golpes judiciales como la calificación fiscal por el caso Nevada), en el otro lado del espectro, el PP sufre una desorientación aún más grande pues teniendo a su merced al enemigo en vez de morderle en el cuello le muerde con insistencia en el collar de púas, con el consiguiente daño para la dentadura y para su prestigio. Sería muy aleccionador sumar cuántas veces los responsables del PP provincial han pedido la dimisión de algún cargos socialista. Sí sabemos cuántas veces han logrado su objetivo: ninguno. Y sin embargo lo siguen reclamando con una avidez que se ha convertido en monótona letanía.

El PP, casi siempre a través de Antonio Ayllón, ha elaborado una especie de plantilla que sirve igual para censurar un presupuesto escaso, un incidente en la sesión plenaria de un pueblo o para la imputación de cargos socialistas. Siempre aparecen los mismos adjetivos, el mismo tono un poco teatral de escándalo y, como colofón y fin de fiestas, la exigencia de dimisión, un recurso tan rutinario que no convence no ya al interpelado sino al propio interpelante, de modo que la santa furia, una vez retirados los micrófonos y apagados los focos, se queda en nada. Y hasta la próxima.

La oposición del PP es una oposición monótona, costumbrista y, por tanto, apática. Yo no sé si la razón de semejante desgana es la escasa capacidad de sus portavoces para sacar tajada o el temor a recibir una réplica del mismo estilo, pues si Morales Cara (ex alcalde de Armilla) ocupa contra toda razón un puesto en Fermasa al PP le ha faltado tiempo para incorporar a su Ejecutiva a José Luis del Ojo. El caso es parecido: el primero es un imputado sin sentencia y el segundo es un inocente pero con la absolución recurrida. En los periódicos, cuando llega la noticia de que "el PP ha pedido la dimisión..." los redactores se miran resignados ante la expectativa de tener que repetir un titular igual que otras decenas de titulares ("El PP pide la dimisión de...."), sabiendo de antemano que nadie dimitirá y que la amenaza será enterrada en la hemeroteca. ¡Hombre, un poco de originalidad y, sobre todo, un poco de convicción!

Ayer una representación del PP de Granada y Almería decidió que había llegado el momento de la verdad, que ya estaba bien de negligencias mientras las carreteras de rompen, y se fueron a hacerse una foto debajo del puente de la A-7 dañado por un corrimiento entre Albuñol y Adra. ¡Por fortuna no se les cayó encima!