La tribuna

Santiago Carbó Valverde

El futuro del sistema financiero andaluz

Amedida que se suceden los acontecimientos en las últimas semanas se configura un nuevo sistema financiero español, con claras implicaciones para Andalucía. La última noticia es la aprobación de la integración de Cajagranada dentro de un Sistema Institucional de Protección (SIP) con Caja Murcia, Caixa Penedés y Sa Nostra. El protagonismo de los SIP en este entorno de reestructuración bancaria responde a que se trata de un mecanismo de apoyo y defensa mutuo que adoptan las entidades financieras integrantes cuyo objetivo primordial es el de garantizar la liquidez y la solvencia de todos sus miembros, permitiendo a su vez a cada uno de ellos mantener su identidad y personalidad jurídica propia.

Con esta última integración nace un importante grupo financiero nacional con vocación mediterránea y en el que Andalucía está presente con identidad propia. Poco a poco se van despejando las dudas y parece definirse un sistema financiero andaluz más resistente, con tres grandes operadores desde el sector de cajas de ahorros que dan cobertura a la totalidad de Andalucía. Un área geográfica como la andaluza, equivalente a Austria en cuanto a tamaño, precisa de entidades financieras que desarrollen la llamada banca relacional, aquella que caracteriza precisamente a las cajas y que se define como la cercana a su territorio y sus ciudadanos, como un engranaje importante de la cohesión económica y social.

Ya han sido varias las cajas andaluzas que se han erigido como proponentes proactivas de acuerdos de integración, bien sea para el salvamento de otras entidades de la región, bien sea para proponer alianzas interregionales que refuercen la idea de un sector bancario andaluz diverso, con competidores que mantienen alianzas estratégicas fuera de Andalucía, a la vez que su idiosincrasia y vinculación social propias. La posibilidad de ampliar el mercado de influencia es factible dentro de los SIP y, si Cajagranada amplía su mercado, el sistema financiero andaluz se refuerza. El sector ha sido y es estas semanas un hervidero de acuerdos y negociaciones multilaterales a las que ninguna entidad puede ser ajena ni permanecer pasiva.

Las cajas, como entidades privadas de naturaleza fundacional, deben demostrar su capacidad de gestión y decisión desde un ámbito estrictamente profesional. Además, con la configuración actual del sector bancario en Andalucía, parecen quedar intactas las diferentes sensibilidades territoriales de la comunidad autónoma. Con soluciones como los SIP, al no existir solapamientos, además, se garantiza que una importante parte del territorio andaluz siga contando con un proveedor financiero con idiosincrasia regional, evitando las habituales pérdidas de cuota de mercado que suelen producirse cuando las integraciones conllevan solapamientos de negocio. Puesto que los SIP habitualmente no se configuran para el rescate de ninguna entidad -sino para hacer crecer y reforzar la solvencia y el rating de sus integrantes- y teniendo en cuenta que en los SIP interregionales no existen solapamientos entre los miembros, se evitan procesos traumáticos de ajuste laboral y las sinergias que conlleva la diversificación territorial y de riesgos.

La situación del sistema financiero andaluz, tras los últimos desarrollos competitivos, ha desembocado en un crecimiento natural de sus competidores que no ha alterado su identidad geográfica, un sistema equilibrado que garantiza la competencia. Y supone algo más importante a largo plazo, la contestabilidad, la capacidad para ofrecer una respuesta local a las crecientes presiones competitivas que harán del sector bancario andaluz un mercado más fuerte y exigente, lo que debe redundar en mejores precios y condiciones de acceso para sus clientes y empresas.

Coloca además a sus operadores en una buena posición para otras expansiones y alianzas, no descartables en un entorno aún convulso. Con estos movimientos se reducen las especulaciones y las dudas respecto hacia dónde va el sector bancario andaluz y es más factible centrar los esfuerzos en la contribución a la financiación de la actividad productiva y a la recuperación de la actividad y el empleo en Andalucía.

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