Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

El germen

Debemos luchar para que Granada no sólo recupere lo perdido, sino para convertirla en una ciudad del siglo XXI

Frente a los agravios se suele pedir justicia…, pero cuando el agravio se refiere a la propia justicia en sí, ¿quién y ante quién se pide justicia? Ayer Juntos por Granada demostró la fuerza de la sociedad granadina en la calle para pedir precisamente justicia a fin de evitar la dispersión de Secciones del TSJA hacia Sevilla y Málaga.

Desde que en 1505 Isabel la Católica estableciese en nuestra ciudad la Real Chancillería, nadie ha dudado de la capitalidad judicial de Granada, hasta que el centralismo sevillano ya desde 1989 hizo emigrar Salas del TSJA a la propia Sevilla y también a Málaga, convirtiéndose la nuestra en la única Comunidad Autónoma con un Tribunal Superior de Justicia disperso. Y, aunque este sea un tema técnico que afecta a colectivos concretos del ámbito jurídico, quizás haya sido la última gota que ha colmado el vaso de una ciudad ya demasiado agraviada por la falta de ferrocarril, de AVE, de hospitales públicos completos, y ahora también de nuestra emblemática sede judicial. Una ciudad que ni tan siquiera gestiona por sí misma el monumento más visitado de España…

Por ello ayer, entre 18.000 y 20.000 personas salieron a la calle en defensa de la capitalidad judicial granadina, pero también en defensa de Granada misma, para que se tomen medidas efectivas contra la continua pérdida de influencia de nuestra ciudad en todos los ámbitos, y deje de ser una ciudad que involuciona mientras que las demás progresan a costa del dinero de todos.

La fuerza del malestar de los granadinos manifestándose ayer -y en los últimos meses- es, sin duda, el germen de algo más, de una ciudad que ha decidido no callarse y pasar a la acción para defender asuntos básicos que nuestros representantes parecen no defender con el suficiente ahínco en Madrid y en Sevilla. Y quizás ya ha llegado el momento en que otros lo hagan: los propios ciudadanos, independientemente de su ideología política. Porque si algo une a los granadinos en este momento es el menosprecio y el agravio constante a Granada, el abandono sistemático en todos los ámbitos.

Y es que a este paso…, si en el siglo XX desde Granada se iba en Talgo a Madrid y en tren-hotel a Barcelona, y a principios del XXI vamos en autobús+trasbordo, vaticino que a mediados de este siglo vamos a acabar yendo en burro. Y si en el siglo XVI teníamos una Real Chancillería, en el XIX ya era una Audiencia Territorial y con las CCAA nos hicieron la concesión graciosa de tener un TSJ descafeinado, en unos años, nos quedamos sólo con un juzgado…

Bromas aparte, es asunto muy serio en el que la ciudadanía está demostrando una gran implicación. Desde siempre se ha dicho que los granadinos somos indolentes con las cuestiones de nuestra ciudad, y puede que haya sido verdad, a los hechos me remito…, pero ahora las cosas están cambiando y todos juntos debemos luchar para que nuestra ciudad no sólo recupere todo lo perdido, sino también para convertirla de veras en una ciudad del siglo XXI. Granada se lo merece y quizás estemos asistiendo al germen de una nueva Granada… Como decía Ihering, la fuerza de acción, es mero asunto del carácter; el comportamiento de un pueblo frente a un agravio es la piedra de toque más segura de su carácter…

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