NO pude asistir ayer al Escribano Castilla a presenciar el duelo entre el Granada 74 y el Atlético de Madrid. Alguien tenía que quedarse en la redacción del periódico, lo que nos correspondió a Pablo Quílez y a mí, ya que Alejandro Morales es quien habitualmente hace las crónicas del equipo, y Juanjo Fernández y Julio Piñero se confiesan, para su desgracia, colchoneros desde pequeñitos, y no era cuestión de, para una vez que su equipo juega en la provincia de Granada, privarles de ese lujazo. Me perdí, pues, el ambientazo de Motril, donde quedarán eternamente agradecidos a Torres Hurtado y a Juan Casas por regalarles esa gratificante posibilidad.

Menos mal que existe el pay per view, porque por lo menos no me perdí el partido. Y, además, vi desde diferentes ángulos repetido el golazo de Juan José Luque. ¡Qué pierna izquierda tiene este tipo! Los 11,95 euros que costó comprar el encuentro merecieron la pena sólo por esa magistral ejecución de un golpe franco.

El resto fue bastante decepcionante. El '74' dio sensación de tenerle demasiado respeto al Atlético y sólo apretó al final, y el equipo madrileño se limitó a hacer lo mínimo para marcar, además, dos goles psicológicos. El de gran clase del uruguayo Forlán al filo del descanso y el 'churro' de Mista con la rodilla nada más reanudarse el duelo copero.

El 1-2 final deja la eliminatoria prácticamente sentenciada, salvo milagro granadino y hecatombe local en el Vicente Calderón el próximo 2 de enero, por lo que ahora los rojillos lo que tienen que hacer es cambiar rápidamente el chip y pensar en el próximo domingo, donde otro histórico del fútbol español, la Real Sociedad, visita Motril en un partido totalmente diferente al de anoche. Y es que los tres puntos en juego pueden suponer, en caso de sumarlos, el ingreso de los de Antonio Tapia entre los tres privilegiados. Eso sí que sería un hito para el Granada 74, incluso aún mayor que la suerte de medirse en la Copa del Rey al tercer clasificado de la Liga en Primera División.