Si tener una terraza en casa es una gozada, tener una balconada en pleno barrio del Albaicín con vistas a la Alhambra y a la iglesia de Santa Ana es todo un lujo. Poder dar un paso fuera de la habitación y encontrarse con una imagen alhambreña alternativa a la que buscan desesperadamente los miles de turistas que acuden a Granada, sin tener que salir de casa ni pelearse a codazos para inmortalizar la estampa, es para sentirse privilegiado.

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