Editorial

Lo que le hace falta a la nación

EL Debate sobre el estado de la Nación, que concedió en la sesión de ayer el protagonismo a los grupos parlamentarios mayoritarios, sirvió para poco más que para evidenciar la soledad política en que se encuentra el Gobierno socialista, cuya política fue reprobada sucesivamente por todos los portavoces. El debate estuvo centrado, como era previsible, en la crisis económica y su secuela de recesión y grave desempleo, y mediatizado, como era de temer, por la proximidad de una convocatoria electoral, en este caso los comicios al Parlamento Europeo del primer domingo de junio. El presidente Zapatero se presentó ante el pleno del Congreso con una nueva batería de medidas contra la crisis y presuntamente encaminadas a cambiar el modelo de crecimiento español: rebaja de impuestos a pequeñas y medianas empresas y autónomos, eliminación a partir de 2011 de la desgravación fiscal por compra de vivienda excepto para las rentas más bajas, ayudas directas a la compra de automóviles y leves mejoras de dotación a los estudiantes. Algunas de estas medidas habían sido solicitadas con anterioridad por el Partido Popular, aunque el líder de esta organización, Mariano Rajoy, volvió a insistir en la necesidad de que el aluvión de medidas parciales que va anunciando el Gobierno cada cierto tiempo se englobe en un proyecto de reforma y modernización general que hasta ahora no ha sido acometido. Es cierto que el estado de la nación española adolece de numerosas trabas que entorpecen no sólo la salida de una crisis cuya consecuencia social más dolorosa es la existencia de cuatro millones de trabajadores sin empleo, sino la preparación de la economía para la nueva etapa que sucederá a la recesión actual. Para cuando ésta llegue hace falta tener hechos los deberes: una reforma del mercado laboral que huya del injusto dualismo presente y permita más movilidad y más empleo, una reforma de la educación que ponga a la mano de obra en condiciones de competir en productividad, formación y eficiencia, una reforma del patrón de crecimiento en favor de los sectores innovadores y tecnológicos, el cambio previsor del sistema de pensiones que asegure su continuidad y la reforma de una Administración obsoleta y artificiosamente hinchada, entre otras. Ésas son las medidas de largo alcance que le hacen falta a la nación.

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