Difícil resulta seguir el trascurso vital lorquiano en la capital granadina, esa su Granada catetica de Impresiones y paisajes con la peor burguesía imaginable que poco ha cambiado un siglo después salvo en apariencia, pues a aquella burguesía cicatero-inmovilista, egoísta-quejica se le sumó esta nueva pijo-progre adicta y ya envejecida al amor del pesebre de un cortijo clasista que nos fríe a impuestos de sucesiones, IBIS, expolio público, ERES, desahucios y demás afrentas del capitalismo triunfante que los ya ni progres pero instalados dirigen con vara de capataz siciliano.

Si Lorca resucita, de nuevo lo mataríamos, al menos a disgustos. Este lunes nos desayunamos con la hiel de que van a derribar el hotel Montecarlo, de 1909 a 1916 residencia de uno García-Lorca recién llegados a la capital donde despertaron los sentidos de ese poeta que nunca nos merecimos. Más difícil lo ponen para el recorrido lorquiano que, todo lo más, era ya un paseo entre edificios sin huella de su habitante más egregio, sin ni siquiera un Centro Lorca con fondos que den fe del poeta que lo motiva, cajón desastre con malas vibras, centro muerto nonato de feudalismo y señoritismo secretista.

Poca huella lorquiana había y menos habrá porque a este hotel coqueto frente al edificio Zaida avisan que le dan la piqueta sin más, aprovechando que nadie cayó en protegerlo, que se sepa. Saltaron las alarmas en el verano-páramo nuestro. "¿Que van a derribar una de las casas donde vivió Lorca? Venga ya…". Sí. Increíble. Pero así será si no gritamos, único cauce político que nos queda ya.

Como sigan así, de la Ruta Lorca habrá que pasar a montar la Ruta Enlorquecida que se merece una ciudad con tan mala baba para lo suyo, como si algún enemigo gestionara lo propio a la vista de la falta de tacto, publicidad y, especialmente, de vivir en un presente en el que lo cultural ya es en sí mismo valor urbano añadido, lease la Málaga del rey Midas Picasso.

Los burgueses (de antaño y de hogaño, ya da igual el disfraz) siguen echando paletadas en la memoria-fosa insondable del poeta, ahora por omisión, delito aún casi mayor por el 'in vigilando' exigible. Luego, eso sí, a la foto del premio no faltarán, todo sea por una portada, aunque sea falaz. Enlorquecida, inmerecida ciudad.

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