Y huyeron como conejos

Y aquí con el alcalde, pobre, Paco Cuenca, reprobado, reprochado... cateado, en fin, por todos menos por los pocos -muy pocos- suyos

El sainete bufo con el que nos obsequian desde Cataluña es, en cada cuadro, más sorpresivo, si cabe, por disparatado y grotesco. Esto ya es asombrar al asombro, amplificando lo estrambótico: el ridículo y chapucero ex presidente Carlos Puigdemont y un buen número de los miembros de su gobierno, huyen como conejos lacrimosos a uno de los países del antiguo Flandes; al tercer duque de Alba les mandaba yo; abrigando -ilusos- la esperanza de que Europa les conceda asilo político, cuando solamente -y nada menos- van a ser perseguidos y procesados por traidores a un Estado de Derecho -España- al pretender desmembrar parte de la Unión Europea. A todo esto, ¿con qué dinero se abona este acto de valentía independentista? Con el de ellos seguro que no.

Por otro lado, a los antisistema de Podemos no se les ocurre otra agudeza, muestra clara de su finura y respeto ideológico; que proseguir con la purga soviética que ya comenzaron hace unos meses, para ir apartando a todos aquellos que tengan la estrafalaria ocurrencia de opinar distinto a lo que dice y establece el 'Stalin' Pablo Iglesias.

El PSOE parece reconciliarse con su parte catalana. Y consigo mismo, tratando de recuperar ciertas partes de su propia identidad, desaparecidas desde los tiempos de la atolondrada secretaría general -y aciaga presidencia de Gobierno- de Rodríguez Zapatero, de infausta memoria y que anduvo luego entretenido en mediaciones venezolanas. Es curioso, éste también, lo que toca lo incendia. Y no es por propia voluntad, es que le sale así. ¿Gafe se dice?

Y el PP, que también tendrá que reorganizarse en la tierra de Verdaguer, ante la necesaria estrategia de las elecciones prenavideñas: ¿Será chico o será chica? ¿Será García Albiol o será Levy? Esta última parece que gana enteros en la bolsa incierta de la política…

Y aquí, pues ya se ve, los de Podemos -Vamos Granada- expulsando del partido a su número dos municipal, Pilar Rivas. Y con el alcalde, pobre, Paco Cuenca, reprobado, reprochado, reconvenido, vituperado, afeado, revolcado, tachado y detestado, cateado, en fin, por todos menos por los pocos -muy pocos- suyos. A mi me dicen y me hacen la mitad, sólo la mitad y me voy; eso sí, honorablemente; a donde ahora se encuentra Puigdemont o al cortijo de mi amigo Luis Bergillos. Por vergüenza torera, que se dice ¿O no?

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