editorial

La lógica de los pactos municipales

ANDALUCÍA tiene una larga tradición de pactos municipales que se inició ya tras las primeras elecciones democráticas en los ayuntamientos (1979). Se trata de un mecanismo legítimo para lograr la estabilidad institucional en las ciudades y pueblos donde ninguna fuerza política ha conseguido la mayoría absoluta necesaria para poder gobernar en solitario. Es obligado, además, al no existir en nuestra legislación electoral una segunda vuelta a la que concurrieran solamente las dos candidaturas más votadas en primera instancia. El avance del Partido Popular en la vida política municipal hizo que en 2003 y 2007 los dos partidos de la izquierda tradicional, PSOE e IU, suscribieran acuerdos de carácter regional que les permitieron conservar el control de ayuntamientos tan importantes como los de Sevilla, Córdoba y Jaén. No parece que la alianza a nivel andaluz vaya a reproducirse en esta ocasión. No obstante, hay casi trescientos consistorios en Andalucía en los que el 22-M no ha generado mayorías absolutas para niguna lista, lo que en todo caso obliga a que las formaciones políticas con representación en los respectivos ayuntamientos negocien antes de la constitución de los mismos. La diferencia con respecto a otros comicios municipales es que en esta ocasión las alianzas tal vez no se forjen en una negociación a nivel regional, sino atendiendo a las particularidades de cada municipio y los resultados derivados de las urnas. Insistimos en que los acuerdos entre partidos democráticos son completamente legítimos. Lo único que cabe exigir a los participantes en los posibles pactos es que no se dejen llevar por la mera ambición de poder, sino que se centren en la asunción de un programa mínimo común en beneficio de los vecinos o, en todo caso, que posibiliten que el gobierno local refleje la voluntad expresada por los ciudadanos. Hay una regla de oro que no tendría que vulnerarse: si pactan dos o más partidos, el alcalde debe ser el candidato de la lista más votada, sin chantajes ni componendas. Es lo lógico.

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