Crónica Personal

¿Quién manda aquí?

Aunque Junqueras pide que se respete la autoridad de Marta Rovira, nadie le hace caso por la escasa talla que tiene

Pena que nadie lo grabara con un móvil. La irrupción de Elsa Artadi en la reunión de la Mesa del Parlament para sacar de la sala al vicepresidente primero de la Cámara, Josep Costa, merecería ser video trend topic. Artadi se había puesto furiosa cuando fue informada de que la Mesa estaba tomando decisiones que no convenían al ex presidente Puigdemont y no dudó en interrumpir una reunión primero y pedir explicaciones a Costa después.

Ya nadie se fía de nadie. Artadi es, supuestamente, la voz de Junts-PDeCAT, pero en el PDeCAT lo niegan y recuerdan que la secretaria general del partido es Marta Pascal, que este jueves, al fin, se ha manifestado como líder del partido. En ERC es Junqueras el referente, pero se encuentra en prisión, así que unos días es el portavoz parlamentario Sergi Sabriá quien marca la estrategia, otros Joan Tardá desde su escaño en Madrid, y aunque Junqueras pide que se respete la autoridad de Marta Rovira, nadie le hace caso por la escasa talla de la secretaria general. En ese totum revolutum en el que todos están peleados con todos es imposible predecir cómo van a acabar las cosas. Sólo hay una persona que de verdad sostiene el mango de la sartén, el presidente del Parlament, Roger Torrent, y éste ha dado un estocazo a Puigdemont al negar la tramitación de la Ley de Presidencia que habría permitido "investirle" telemática o presencialmente en Bruselas.

Lo único que se puede dar por seguro es que ERC y PDeCAT están hartos de Junts y quieren que haya un presidente cuanto antes que desactive el 155. Pero quién da el primer paso en esos dos partidos para plantar cara a Puigdemont es lo que está por ver, porque mal que le pese a los independentistas y a los no independentistas, el fugado se ha hecho un nombre y con Junqueras encarcelado no aparece nadie con capacidad de liderazgo, ni en ERC ni en el PDeCAT.

Con un ingrediente añadido que provoca la ira de gran parte de los miembros de ERC: Puigdemont solo piensa en cómo garantizarse su futuro político y económico sin tener en cuenta que sus propuestas aprietan la soga judicial en torno al cuello de los dirigentes de ERC, cuya línea de defensa es destrozada cada vez que el bruselense insiste en que no renunciará a su proyecto de proclamación de una Cataluña republicana e independiente.

No se sabe ya quién manda en esa supuesta Cataluña republicana e independiente, porque, como se dice vulgarmente, los dirigentes de ERC, PDeCAT y Junts están a tortas entre ellos. Aunque Junts per Catalunya forma parte del PDeCAT.

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