El patio político

Guillermo Ortega

A modo de sugerencia

ALGECIRAS, la ciudad en la que nací, no está precisamente sobrada de monumentos. Así que cuando este verano unos amigos vinieron a verme, no tuve dudas de que la visita turística sería breve.

En estos casos, el recorrido debe incluir una parada en las ruinas meriníes, encontradas por casualidad hace una década mientras excavaban para hacer unos edificios. Ahora, junto a esos restos árabes, han abierto un centro de interpretación, que por lo visto es obligatorio de un tiempo a esta parte. Hay un museo, de lo que sea, o siquiera un par de pedruscos en una esquina, y al lado, invariablemente, está su centro de interpretación.

A lo que iba: la visita, que preveía plomiza, resultó interesante por dos detalles: por un lado, me enteré de que en el patio de Comares de la Alhambra hay una poesía que lamenta la pérdida a manos de los cristianos de ciudades preciosas y entre éstas nombra a Algeciras, que era una maravilla pero que a los meriníes, para no dejarle a los vencedores algo tan bonito, les dio por quemarla antes de salir por piernas. Una gracia. Pero más impactante fue el segundo descubrimiento. En un panel se resumía cronológicamente la presencia árabe en España y resulta que se fijaba la creación del Reino de Granada en... 1031.

Poco después, el arqueólogo que dirigió las excavaciones y al equipo que aportó la documentación del centro me aclaró que en ese año se desmoronó definitivamente el califato, tras la muerte de Almanzor (a la sazón, un algecireño) y que empezaron a brotar como setas reinos de taifas, aunque también advirtió de que esa desintegración pudo durar años y que hasta entonces ya estuvieran los ziríes en Granada, con lo que era probable, concluyó, que la fecha de 1013 que se maneja como cierta fuera real. Lo que pasa es que en esos tiempos no existía la burocracia de ahora, los documentos no siempre eran fiables y tampoco había prensa para dar fe de los acontecimientos.

En cualquier caso, y como la cosa está ahora como está, a Paca Pleguezuelos, en particular, y al PSOE en general, igual le interesaría aferrarse a esa nueva fecha para así poder conmemorar el Milenio en 2031. Todo podría planificarse con más calma y, con un poco de suerte, para entonces la crisis ya habrá pasado y habría dinero. Apuntado queda.

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