Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

¡Que se mueran los guapos!

Susana Díez vive su peor momento político. Su gestión es cuestionada, cuando no calificada como nefasta

Ahora toca "coser", dijo conciliadora Susana Díaz tras el comité federal en que abrieron en canal a Pedro Sánchez. Y su gente entendió perfectamente el mensaje: ha sido resucitar el ex secretario y ya lo están cosiendo a puñaladas. Tras la exitosa reaparición de Sánchez en Dos Hermanas, a Juan Cornejo, secretario de Organización del PSOE andaluz, le faltó tiempo para acusarlo de demagogo y falaz. Después hizo apología del feísmo y largó: "Hay quien se mira al espejo y se cree el más guapo del mundo. Yo no, ese no es mi fuerte". ¡Vale! ¡De acuerdo! ¡Lo creemos! ¡Salta a la vista! ¡No hace falta que lo jure! ¡Que no insista! Pero esto de revolcar a alguien por guapo supone una forma de discriminación inversa, y revela el desasosiego de Susana Díaz y todos los susanícolas ante las primarias que se avecinan. Porque a Sánchez lo lucieron como a una preciosa inutilidad, como a un rey merovingio, hasta que pregonó que no apoyaría un Gobierno de la derecha. Sí, Susana Díaz lo eligió por guapo y por lo que le suponía de tonto, pero a la hora de la verdad prefirió casarse con Rajoy, que es feo, viejo y con dinero.

Para buena parte de la militancia, el ex es un hombre transfigurado, aureolado por la derrota, mucho más atractivo y cercano que Susana Díaz (y, si lo miras con mucho detenimiento, hasta más guapo que Cornejo). Recurriendo a Ortega, Pedro Sánchez era él y sus circunstancias, las mismas circunstancias que lo han cambiado, puesto que uno es primero padre y después hijo de su destino; uno hace su biografía, pero su biografía también lo hace y lo deshace. En términos de imagen, al cabo lo que cuenta, el guapo se ha vuelto interesante. Pedro el Breve, o el Altísimo, como le llamaban con chanza, ya no es el mismo, ha iniciado un camino sin retorno y no tiene otra que prometer la regeneración del PSOE y su giro hacia a la izquierda. Si gana, no dejará prisioneros. De ahí los nervios de Susana Díaz, que vive su peor momento político y ve como los planetas, las estadísticas y las informaciones se alinean en su contra. Su popularidad ha caído y su gestión está siendo cuestionada, cuando no calificada directamente como nefasta. El rumor, en ocasiones "la antesala de la noticia", afirma que las dudas la asedian y se plantea volver sobre sus pasos para ganar tiempo y evitar el duelo a muerte en las primarias.

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