¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Los muertos y los vivos

Nunca comprendimos la ola de satisfacción que produjo la imagen de Chacón embarazada pasando revista a las tropas

Decía Jefferson con evidente optimismo que el mundo "pertenece a los vivos". En esta afirmación del gran político virginiano vemos más un deseo que una realidad, pues la presencia de los muertos puede condicionar la política y, en general, la vida de las personas de una forma terca y, a veces, sádica. No es otro el tema de Rebeca, la popular película de Alfred Hitchcock -adaptación de la novela homónima de Daphne du Maurier- y tampoco es otra la enseñanza que sacamos del acto organizado el miércoles para homenajear a Carmen Chacón. En este último caso, la presencia de la fallecida no es siniestra ni opresiva, sino más bien juega un papel de ángel conciliador en una familia como la socialista, que lleva meses entregada al degüello de los compañeros.

Siempre nos ha llamado la atención el proceso por el que una persona, tras su fallecimiento, puede adquirir una significación e importancia que no tuvo en vida. Es el caso de Chacón. Olvidemos su papel orgánico en el PSOE -su propio partido y la prensa afín se encargó de cortarle las alas- y centrémonos en su trayectoria como ministra de Vivienda y Defensa. De su paso por el primer ministerio apenas recordamos nada y hemos tenido que recurrir a las enciclopedias para confirmar el discreto resultado. De su labor en Defensa rememoramos, sin embargo, alguna que otra foto, como aquella en la que visiblemente embarazada pasó revista a las tropas durante su toma de posesión. Nunca comprendimos el arrebato de satisfacción que levantó dicha imagen en algunos sectores de la opinión pública, puro humo zapaterista. No hay nada más fácil que ser el titular de Defensa -en estado de buena esperanza o no- y pasar revista a una compañía de honores obligada a la más férrea de las disciplinas (mucho más peligroso es ser un ministro de derechas y entenderse con los sindicatos). Sobre el nombramiento como Jemad del general José Julio Rodríguez, guardaremos un pudoroso silencio. A nuestro entender, sí acertó Chacón con la retirada de las tropas españolas de Kosovo, cuya independencia no era reconocida por una España que ya tenía un ojo puesto en Cataluña. En este aspecto, en la lealtad al Estado y a la idea de un país solidario, democrático y unido, nunca dio su brazo a torcer. Ojalá muchos de sus compañeros del PSC sigan su ejemplo. Descanse en paz.

PD: De los vivos del PP de Madrid hablaremos otro día, cuando se nos pase el susto de ver a Esperanza Aguirre (ese trueno) gimoteando ante las cámara.

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