¿Qué es una nación?

Es muy difícil definir una nación, pero ahora todo el mundo parece estar muy seguro de saber hacerlo

Sabemos qué es una nación? No lo tengo muy claro. Si pidiéramos a cien universitarios que hicieran una definición de nación (sin consultar con la Wikipedia, se entiende), nos encontraríamos con cien respuestas diferentes. Y lo mismo pasaría con cien biólogos o con cien auxiliares administrativos. Es muy difícil definir una nación, pero ahora todo el mundo parece estar muy seguro de saber hacerlo. A veces, es cierto, las definiciones resultan un tanto sorprendentes. La coordinadora andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, ha hecho recientemente una de las definiciones más curiosas que conozco: "Andalucía es de alguna manera una nación". ¿De alguna manera? ¿Sólo de alguna manera? Imaginen que un zoólogo definiera así al león: "Un león es de alguna manera un mamífero". ¿En qué quedamos? ¿El león es un mamífero, sí o no? Y una nación andaluza que dependa de una locución adverbial tan dubitativa como ese "de alguna manera", ¿es realmente una nación? ¿Sí o no?

A mí me gustan mucho los matices, y de poder elegir una nación intelectual -un lugar donde me sintiese cómodo para escribir y pensar- elegiría ese país inexistente del "De alguna manera", un país en el que imagino que también se sentirían a gusto Montaigne y Camus y Alice Munro, ya que ese país quimérico sería el país del matiz, de las dudas, de las certezas que nunca son absolutas y de la infinita escala de grises que sirviera para definir la realidad de la vida, en vez del despótico blanco contra el despótico negro, o así o asá.

Pero convengamos en que una definición de nación que contenga un matiz dubitativo la invalida por completo. Imaginemos el nuevo Estatuto de Autonomía redactado con arreglo a esta curiosa interpretación modal: "Andalucía, como nación que de alguna manera es, y en el ejercicio del derecho de autogobierno que de alguna manera le reconoce la Constitución…" ¿Qué clase de autoridad jurídica sería ésa? Pero esto es lo que pasa cuando nos embarullamos con conceptos abstrusos en vez de centrarnos en los problemas reales. Hay cosas que no pueden esperar, ni de alguna manera ni de ninguna manera: el salario mínimo, los deteriorados derechos laborales, un gran pacto educativo y mil asuntos más. Pero todos seguiremos empeñándonos en jugar a estadistas y a definir naciones. De alguna manera, claro está, sólo de alguna manera.

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