El ambiente de alegría y buen humor que se vive en la panadería San Antón, ubicada en la calle del mismo nombre, parece no verse afectado con los acontecimientos económicos que vive en este momento el país. Con un humor envidiable, Mercedes Ruiz, hija de los dueños del establecimiento, afirma que "este trabajo es lo mejor que le ha podido pasar".

Esta joven lleva trabajando en esta panadería desde hace dos años. "Lo llevo en la sangre, es un negocio familiar y siempre me ha gustado ayudar a mis padres", afirma. El establecimiento abre a primera hora de la mañana y es que a diferencia de otros de este tipo es el momento en el que tienen más actividad. "La gente suele venir a comprar el pan más por la mañana que por la tarde, así que nos adaptamos a las necesidades de nuestros clientes" comenta.

Pero lo que hace especial a esta panadería es que ellos mismo hornean, "tenemos nuestro propio horno, lo hace que nuestro pan tenga un sabor muy diferente y eso lo notan los clientes, que casi siempre repiten".

Mercedes destaca que es muy habitual que vayan extranjeros a comprar a su tienda. Según ella se debe a la gran variedad de productos que ofrecen. "Tenemos distintos panes. Hay rústico, casero, blanco o integral".

Existe una teoría, no se sabe como de cierta, que asegura que el pan engorda, sin embargo esta familia de panaderos de toda la vida, lo tiene claro: lo que engorda gracias al pan es la felicidad.