El patio político

Guillermo Ortega

Son parte del problema, no de la solución

ESCRIBO este patio el viernes, así que ignoro quién gobernará en algunos lugares. Lo que sí sé es que aquellos que piensan que los políticos son parte del problema y no de la solución, han acumulado argumentos para mantener esa tesis.

En Lújar hubo un sorteo para ver quién mandaba y supuestamente lo ganó el PP, pero el PSOE recurrió. No es probable que lo hiciera porque ese pueblo, de 468 habitantes, tuviera una importancia vital para ellos. Más bien parece que haya querido retrasar la llegada de Sebastián Pérez a la Diputación.

¿Para qué? Pues, según algunos dirigentes del PP, y aquí viene la bomba, para que a los socialistas les dé más tiempo para destruir papeles y facturas. Así lo dijeron en una rueda de prensa que ilustraron con fotos de los camiones que recogen los contenedores de papel del edificio que alberga la institución provincial. No aportaron ninguna en la que se viera a Martínez Caler, con cara de susto, introduciendo documentos comprometedores en la trituradora instalada al efecto en su despacho, una instantánea que les habría dado más credibilidad.

No queda ahí la cosa. En Armilla, UPyD, que pasa por ser el partido que promueve una nueva política, dice que igual no apoya a la fuerza más votada, como es su norma, sino a la segunda. ¿Por qué? Pues porque la primera está encabezada por alguien que hace cinco años fue imputado por injurias. Un argumento débil, o así parece, pero que se comprende un poco más al descubrirse que su candidato de allí militó hasta hace seis meses en el PSOE. Si eso no es despecho, se asemeja bastante.

Dejo para el final lo de Loja, donde el tercer partido más votado va y propone a los dos primeros que si quieren gobernar, ya sea uno, otro o por turnos, tendrán que ponerse de acuerdo con él y su condición es que no sean alcaldes los candidatos que salieron en los carteles. Y las direcciones de PP y PSOE, sorprendentemente, no cortaron las conversaciones nada más oírlo. Al contrario: esos cabezas de lista desaparecen de la escena.

De tener uno, diría eso de que cuanto más conozco a los políticos, más quiero a mi perro.

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